Los Tacones Del Tutor I

342 29 15
                                    

Aquellos lindos ojos me inspeccionan de arriba a abajo, pero sin tener contacto con mi rostro. Se acomoda las gafas y con la mirada en el piso dice un simple y sencillo “Hola“

—¿Hardin? ¿Cómo conseguiste mi dirección? —Le suelto la pregunta que había estado rondando por mi cabeza desde que abrí la puerta.

—Yo... Emm... Es que yo... Emm... Es que estuve reconsiderando tu propuesta — se acomoda sus lentes de nuevo — El dinero me vendría muy bien y como tuve que irme antes de empezar las clases... Pensé... Pensé  que sería buena idea que de paso me ayudaras a adelantarme en las clases de hoy.

—Ah. —me hago a un lado para dejarlo entrar— Pasa.

—Gra... Gracias —se acomoda sus lentes de nuevo y entra —¿Y... Y... Cómo será el horario?

Una parte de mí sabe que lo que en realidad quiere saber es cuanto dinero será, ya que creo que los horarios no son de tanta importancia para él.

—No lo sé... ¿Dos tardes a la semana? —sugiero.

—¿miércoles y Sábado? —propone Hardin mientras se sienta en uno de los sillones individuales que hay en la sala.

—¿sábado? —Pregunto con flojera y me lanzo al sofá.

¿Un sábado? ¿También tengo que estudiar un sábado? ¡Yo odio estudiar! Vida de mierda.

» ¿No podrías otro día?  — Pregunto en súplica.

Él niega con la cabeza — Tengo un empleo en bishop's y Los otros días tengo que trabajar allí.

—Es que...

—Lo tomas o lo dejas, no hay negociación —. Me interrumpe.

—Está bien —, pongo mis ojos en blanco.

—Con respecto al pago... — se rasca la nuca y luego su brazo izquierdo.

—¿Te parecen quince dólares? —pregunto mientras enciendo la televisión — Te estaría dando la mitad de mi mesada.

—¿Por semana? —Pregunta volteando para poder verme.

—Sí, sé que no es mucho, pero te estaría dando la mitad de mi mesada —me esmero por dejarle eso último en claro.

—Doce dólares —contraataca.

—Lo máximo que te propongo son quince dólares —refunfuño —yo no defeco dinero, así que no.

—Creo que no me oíste bien —baja la cabeza de nuevo —Dije que te cobraré sólo doce dólares —se acaricia su brazo con nerviosismo.

Todo el aire que tenía atrapado en mis pulmones sale en una liberadora exhalación. —¡Fiu! Pensé que habías dicho veinte. —tomo mi pecho en signo de alivio.

—Eres algo graciosa —espeta dejando escapar una débil risa.

—¿En serio crees eso? —Él asiente con la cabeza y me mira por encima de sus lentes — Eres el primero que lo dice.

—Pero no el único que lo piensa —rasca de nuevo su nuca.

—Relájate un poco, Hardin. No hay nadie en casa, puedes relajarte.

—Gracias —Por fin su espalda toca el respaldo del sillón —¿Y tus padres?

—Se separaron hace muchos años —digo alargando la "u" en "muchos".

—Oh, lo lamento. —se disculpa.

—No lo lamentes, dá igual. Vivo con mi madre y veo a mi padre y hermano en las vacaciones. ¿Qué tal tú?

Cómo Ser Perfecta y No Morir En El IntentoМесто, где живут истории. Откройте их для себя