Capítulo 4. "Bienvenido al Manicomio"

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Abro los ojos, estoy en una cama sucia con un olor horrible, tengo las muñecas y los tobillos amarrados a la cama por una especie de cinturón.
La habitación es negra, no veo una ventana ni una puerta.
Cierro los ojos y los vuelvo a abrir, la habitación es diferente, es roja y alguien está parando a un lado mío.-Bienvenido, hermano. - me dice la persona.
-¿Carlos? - le pregunto pero él no me responde, comienza a sacar una navaja de su bata de doctor y se quita el cubrebocas.
Es Carlos.
Se acerca a mi y otras manos me sujetan la cabeza, no tengo idea de por qué no intento moverme. Carlos se acerca a mi junto a la navaja apúntandome al ojo izquierdo.
-¿Que estás haciendo? - le pregunto
-Es por tu bien, necesitas curarte. - me dice y encaja la navaja en mi ojo.

Despierto con la respiración agitada, estoy sudando.

¿Por qué soñé eso?

Me levanto de la cama y veo el reloj del escritorio, son las 5:40 am. Afuera está lloviznando y huele a húmedad.

Comienzo a caminar hacia el baño lentamente, una parte de mi está asustada por ir al manicomio.

Tendré que mentirle a mis padres, ellos van a suponer que iré al viaje de fin de curso. Me quito la pijama junto a la ropa interior y comienzo a llenar la tina con agua caliente.

Hoy es el día.

Hoy entraré al manicomio.

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Narrado por Sebastian.

-¿A qué hora tenemos que estar en la preparatoria? - me pregunta Juan, ambos estamos en el coche, él aún sigue un poco molesto por lo que pasó con Alejandro. Él es nuestro amigo, es como el hermano que nunca tuve.

-A las 7:00 am. -le contesto y enciendo el coche.

-Aún nos quedan 30 minutos, tenemos tiempo. - dice Juan mientras mira su móvil.

-¿Vamos por Alejandro? - le pregunto y lo volteo a ver mientras comienzo a manejar, él guarda su móvil y suspira.

-Bien. - es lo único que dice y yo sonrío.

A varias calles, comienzo a hablar.

-¿Aún sigues enojado? - le pregunto y él me besa la mejilla.

-No contigo, amor. - me responde y yo hago una mueca.

-Deberías entender a Alejandro, estaba enojado y estresado, tenía la cabeza caliente. Además, somos amigos, Juan. Los tres. - le digo y el se queda en silencio.

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Narrado por Alejandro.

-Ya me voy, papás. - les digo a mis padres que están desayunando. Traigo conmigo una maleta con mi uniforme del trabajo, mi lap-top, y mi ropa normal. Ambos me miran y asienten, tienen ojeras demasiado marcadas, peor que las mías.

-¿Quieres que te lleve? Escuché que hoy comienza una tormenta. - me dice mi padre y yo niego con la cabeza, no puedo dejar que me lleve al manicomio, se supone que voy hacia la preparatoria.

-Iré en taxi. - le digo con una sonrisa y él saca dos billetes de $200. Y los pone en la mesa, yo los tomo rápidamente y salgo de la cocina.

Afuera está lloviendo demasiado fuerte, así que dudo en ir al manicomio por el momento. No quiero mojarme ni que mi maleta se llene de agua.

A lo lejos veo un coche. ¿Sebastian?

Mientras se acerca veo que es el coche de él, ¿Qué hace aquí?

Se estaciona en la parada de mi casa y comienza a sonar el claxon. Me quedo de pie en la acera de mi casa un momento hasta que comienzo a correr hacia el coche. Abro rápidamente la puerta y entro.

-Hola. - digo un poco bajo, espero que m hayan escuchado.

-Hey. - dice Sebastian y apaga el coche.

-Chicos... En verdad lo siento. Siento lo que dije, lo dije sin pensar. He estado con demasiado estrés por el asunto de Carlos... - comienzo a decir.

-No te preocupes, ¿Okay? Te entendemos. - dice Juan interrumpiendome. Yo solamente asiento y sonrio.

-¿Listo para el gran viaje? - me pregunta Sebastian.

-No... Chicos, no voy a ir al viaje. - les confieso.

-No me digas  que vas a ir a ese lugar. Por favor. - comenta Juan mientras me mira con el ceño fruncido.

-Tengo que hacerlo chicos, espero que apoyen mi decisión. - les digo, Sebastian no hace nada, solamente enciende el coche y comienza a conducir.

-¿A dónde vamos? - le pregunta Juan.

-A dejar a Alejandro. Respeto su decisión. - dice Sebastian en un tono frío, lo cual me sorprende y me duele a la vez. Tal vez no les importo.

-Gracias. - digo y miro por la ventana hasta llegar al lugar.

Por fuera da demasiado miedo, y la lluvia con truenos y relámpagos no ayuda en nada.

El manicomio es un gran edificio blanco, con pocas ventanas, a su alrededor está una valla negra demasiado oxidada. El patio principal está lleno de césped seco.

-Gracias amigos, los voy a extrañar. - les digo con lágrimas en los ojos. Me acerco a ellos y Juan intenta abrazarme.

-Cuidate mucho, Ale. - dice con una sonrisa.

-Hasta luego. - dice Sebastian dándome la espalda mientras mira por la ventana, escucho que está sollozando.

-Los quiero chicos. - digo antes de bajarme del coche y comenzar a correr hacia la valla.

Abro la valla que hace demasiado ruido y sigo corriendo hacia el edificio. Subo las escaleras y entro al lugar.

Adentro huele a consultorio médico, como un hospital, aunque es obvio, es un hospital para enfermos mentales.

La recepción es grande, al centro está un gran escritorio blanco circular donde se escuentra Diego, esta vez está de recepcionista. A su izquierda está la puerta que va a las habitaciones de los pacientes. La recepción está conectada con 7 puertas más que no tengo idea de a donde llegan. La energía eléctrica está fallando por la tormenta.

Camino lentamente hacia Diego, que me ve con una mirada muy extraña.

-Bienvenido. - me dice con una sonrisa.  

El Secreto Del Manicomio. (Secretos #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora