CAPITULO 10

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Narra Gala

Aterrizamos y...

No.

Me.

Lo.

Puedo.

Creer.

Habían cientos de adolescentes con camisetas, fotos y pósters de la cara de los chicos y gritaban al unísono: ¡One Direction!

—No entiendo nada—dijo Paula extrañada—¿Tanta repercusión tienen?

Yo tenía la misma expresión que ella: de estupefacción. 

—No lo sé, al parecer sí.

—Pues la verdad es que no sé por qué tanta obsesión con ellos. No son para tanto—dijo Noe.

Hubo un momento en el que ninguna dijo nada, nos limitamos a observar.

—Lo que podemos hacer cuando lleguemos al apartamento es meternos en mi portátil e investigar a fondo a estos chicos—dijo Miriam.

—¡Sií!—dije yo—Es perfecto—concluí con una risa de bruja.

Las chicas me miraron como si me hubiese vuelto loca, pero se les pasó enseguida por que estaban acostumbradas a que se me fuera la cabeza de vez en cuando.

Después de que los chicos estuvieran un rato hablando con sus fans, se acercaron a nosotras. El primero en hablar fue Niall.

—Venga chicas. Si necesitáis que os llevemos a vuestro apartamento, no tenéis más que decírnoslo, no es un problema—se ofreció amablemente.

En ese momento todas nos miramos alarmadas. Paula fue la primera en reaccionar.

—¡Madre mía, se nos olvidó alquilar un coche!—dijo mientras se llevaba las manos a la cabeza.

—Joder...—dije yo.

—Si queréis os puedo dejar mi coche durante el tiempo que estéis por aquí, yo puedo utilizar el de mi padre—se ofreció Harry.

Enarque una ceja.

—No, que va. No queremos causar molestias—dije avergonzada.

—Tú no eres una molestia.—dijo sin romper el contacto visual que se había creado entre nosotros, el cual se rompió cuando alguien carraspeó—Es decir, ninguna de vosotras lo sois.

Ambos nos sonrojamos por el momento que habíamos vivido. Que vergüenza.

Pero si te encanta.

Cállate estúpida conciencia.

—Nos tenemos que ir ya—habló Noe—Debemos ir a recoger las llaves del apartamento.

—Nosotros nos iremos más tarde, tenemos que coger unas cosas—dijo Harry y le noté nervioso. ¿Ahora qué le pasa?

—¿Ocurre algo?—no pude evitar preguntar.

—No—dijo demasiado seco para mi gusto—Aquí tienes las llaves de mi coche. Id con cuidado.

Eso fue lo último que dijo antes de irse con los demás.

—Vale...—dije sin entender qué acababa de pasar.

Las chicas me miraron.

—¿Sabes conducir en el lado contrario?—me preguntó Miriam.

—No sé tan siquiera si sé hacerlo bien en el que estoy acostumbrada, imagínate—dije haciendo que se rieran.

—Trae, ya conduzco yo—dijo María. Como de costumbre cogiendo las riendas de la situación, no por nada la habíamos nombrado mami del grupo.

—Venga, pues a que...—Noe no pudo terminar su frase, cuando me giré a ella vi que tenía una expresión de susto en la cara. 

Se empezaron a escuchar unos gritos cada vez más cerca.

—¿Qué ocurre Noe?—pregunté preocupada.

—Me he asustado por que...


Atentamente, yo. (EDITANDO)Where stories live. Discover now