CAPÍTULO 4.

86 9 0
                                    

Narra Gala

No puede ser, ¿qué hacía aquí?, os preguntaréis quién es Nathan Miller, bueno pues él fue mi novio hace dos años, le quería mucho, pero al parecer él a mi no, que cuando me decía te amo era todo mentira. De un día para otro me dijo cosas que no pensé que me diría jamás, me decepcionó y después me dejó y no me dijo tan siquiera el porqué, simplemente se fue. Yo creía que nos amábamos, pero ese sentimiento no era mutuo. Joder, me pasé una semana sin comer y llorando por ese estúpido. Y ahora viene como si nada. ¡Le odio!

—Qué mierda haces aquí, ¿eh?—le pregunté enfadada.

— Vine por ti, te echo de menos, dame una oportunidad, por favor.— me dijo suplicante y yo le di una bofetada.

 ¿Qué se ha creído?, pensé.

—Crees que después de todo lo que me hiciste, después de estar una semana sin comer y llorando como una tonta, ¿te voy a dar una oportunidad?—le dije llorando y gritando.— Ni en tus mejores sueños Miller, ¡olvídame!—le dije y me fui corriendo. Me olvide de todo y me fui lo más lejos que pude. Noté como las chicas venían detrás.

— ¡Gala! ¿Estás bien?—me dijo preocupada Miriam, negué con la cabeza y la abracé lo más fuerte que pude y me eché a llorar, apenas podía respirar con normalidad, creía que me iba a dar un ataque de ansiedad.

—Gala, no llores más por ese imbécil, tu eres más fuerte, yo lo sé.- dijo abrazándome María también.

—Tienen razón Gala, todos son unos idiotas, queremos tu hermosa sonrisa.- dijo Noe uniéndose al abrazo.

—Amor, ya no llores, eres la mejor de todas.—dijo abrazándome Paula también. Terminamos en un abrazo grupal y cuando nos separamos hablé yo.

—Tenéis razón chicas, tengo que dejar de llorar por él, pero  es su culpa que me cierre a conocer a otros chicos y también de que no pueda volver a confiar en nadie nunca más...— dije haciendo puchero.

—Igual yo, pero ahora olvidemos eso, vayámonos a tu casa, que mañana nos espera un largo día.—dijo Paula feliz haciendo que todas sonriéramos.

Finalmente, pasamos de asistir a una graduación en la que solo habían personas dispuestas a amargárnosla, por lo que avisamos a nuestros padres y nos fuimos a mi casa. Nuestros padres no nos acompañaron ya que pertenecían al A.M.P.A y como tal debían estar presentes durante toda la ceremonia. 

—Londres, ¡allá vamos!.- dijo Miriam entusiasmada haciendo que todas riéramos. Dicho y hecho nos fuimos a mi casa a descansar, había sido una noche agotadora, pero por fin, mañana nos iríamos a Londres. Empieza la acción. 

Y como dijo Miriam.

¡Londres, allá vamos!

Atentamente, yo. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora