CAPÍTULO 9

65 7 0
                                    

 Narra Gala

Decidimos, finalmente, sentarnos juntas. La manera en la que habían reaccionado debido a no pertenecer a su club de fans nos pareció ridícula e infantil.

—¿No creéis que han exagerado cuando les hemos dicho que no los conocíamos?— dije un poco molesta.

—La verdad es que no nos tenían por qué haber hablado así, ni que fueran los únicos cantantes del mundo—dijo Paula intentando seguir el ritmo de la conversación, aunque algo me decía que les preocupaba más otra cosa, o persona.

—A ver, Gala, tampoco era para ponerse así, pero ni ellos ni nosotras—dijo Noe, tan perfeccionista como siempre.

Hubo un momento de silencio en el que ninguna se atrevió ha decir nada más, y en ese momento aparecieron Niall y Harry.

—Hola chicas, sentimos habernos puesto así por una cosita sin importancia—dijo Niall sarcásticamente.

Harry le dio un golpe en el hombro por el comentario que había hecho y sonrió, incómodo antes de hablar.

—Habíamos pensado que ya que hemos empezado con mal pie, quizás no os importaría aceptar una invitación para ir a cenar a un restaurante de Londres con nosotros. ¿Qué decís?

Nos miramos un momento entre las cinco. Algunas se encogieron de hombros, otras negaron y hubieron otras que asintieron frenéticamente, pero no delataré esa información.

Sabemos que ha sido Paula

Habló una voz que no sabía que podía escuchar en mi cabeza. ¿Quién eres?

Tu conciencia. Ahora déjame y vuelve a la conversación.

—Por mi bien, me parece perfecto—habló Noe con tal de hacer las paces.

—Vale—dijeron a la vez Maria y Miriam. A veces se comportaban como dos gemelas que hablaban siempre a la vez. Era escalofriante. 

La siguiente en contestar fue Paula, quien se encontraba a medio camino entre un ataque de nervios y un paro cardíaco.

—Mhmm...—se lo pensó—Venga, vale.

—Supongo que no tengo otra opción, ¿no?—dije sin intentar esconder las pocas ganas que tenía de esa cena.

—Venga, no seas así. Te lo pasarás genial, ya verás—me dijo Harry, mientras me sonreía de una manera tan atractiva que se me hizo casi imposible sonrojarme, aunque intenté disimularlo.

¿Qué me estaba pasando? No necesitaba a nadie para que me hiciera sonrojar. Le fruncí el ceño como respuesta y él volvió a sonreírme.

Señoras y señores a bordo, vuelvan a sus asientos y abróchense sus cinturones, aterrizaremos en breve—se escuchó una voz por megafonía.

—¡Genial!—dijo Harry—Ya estamos en casa, nos vemos en un rato.

Entonces aterrizamos y... 

No.

Me.

Lo.

Puedo.

Creer. 

Atentamente, yo. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora