CAPITULO 10

20 3 2
                                    

Tenía la vista borrosa, no podía ver casi nada. Tuve que respirar profundamente para calmarme.

— ¿Estas bien? — pregunto Astrid

— Si — dije en un susurro

— Estas pálida. Y abres los ojos y los cierras con mucha fuerza ¿Qué está pasando? — pregunto con voz preocupada.

— Mi cabeza duele como los mil demonios y la luz me está haciendo doler los ojos, además de que me irritan. Y siento mi garganta arder de una manera horrible — dije con la voz ronca y rasposa.

— diablos, tendrías que ir al doctor. ¿tu mama te compro los anteojos? — pregunto con preocupación. Negue con la cabeza.

No sé si aguantaría los cinco minutos que faltaban para salir del aula. Los gritos de mis compañeros me hacían doler la cabeza de una manera infernal. Y la voz de Astrid, me irritaba.

Respiraba ondo con los ojos cerrados para concentrarme en mi respiración y tranquilizarme.

En el momento que pensé que todo estaría bien, sonó la campana anunciando que ya nos podíamos retirar.

Me levante de mi asiento y agarre mi mochila con bastante fuerza. Empecé a dirigirme a la salida.

— ¡Angelica! — escuché mi nombre y decidí darme vuelta para saber de dónde venía esa voz.

Jamás creí encontrarme con ella, era bastante loco que ella estuviese aquí. Se acerco con su postura segura y me observo detalladamente, lo que hizo a mi cuerpo temblara

— Hola — dije con una voz tranquila. Pero por dentro mi mente estaba confundida.

— Hola — dijo con una voz dulce. — ¿Cómo estás? — pregunto

— ¿Bien y tú? — dije tratando de no tartamudear.

— Bien, contenta de verte otra vez. ¿Cómo has estado? Veo, que te has recuperado bastante rápido — dijo con una voz maternal que me hizo sentir cómoda con su presencia.

— Perfecta. Vaya susto que les pegue a todos. — dije con una sonrisa

— La verdad que si — dijo con una voz aliviada — quería decirte que bueno, tu madre es amiga mía y me a pedido un favor. Yo lo único que quiero es que estés cómoda y no pases por ningún tipo de peligro, ya que puede sucederte cualquier cosa si andas sola. La cosa es que tu madre se fue de viaje por dos semanas y me a pedido que te quedes en mi casa por si el viaje se alarga o peor a un, qué te suceda algo. — dijo con una voz tranquila para que lo procesara.

Mi cabeza iba a mil. Mi mama básicamente me dejo con una extraña. Yo no la conocía, la había visto dos veces en mi vida. ¿Quién me aseguraba que era amiga de mi madre? Jamás había escuchado hablar de ella. Pestañe varias veces perpleja y sin saber que decir o hacer.

— Hablare con mi madre primero — afirme.

— Seguro — dijo con una sonrisa — te daré privacidad iré a esperarte a fuera. Asentí con la cabeza y la vi irse.

Marque el numero de mi madre.

— Angelica — dijo con una voz de enojada

— mama, una amiga tuya me acaba de decir que tendré que ir a su casa por dos semanas, porque tu estas de viaje. ¿es cierto? — pregunte con ansias.

— sí y has todo lo que ella te diga. No quiero ni una queja de ti cuando vuelva — respondió. Y yo sentí que mi mundo se caía en pedazos.

— pero mama... — no pude seguir hablando, ella me corto.

Recuerdos Encontrados © Where stories live. Discover now