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Hacía mas de dos días que Aoi no regresaba y tampoco había ningún rastro de Uruha, esperaba que estuviera en un lugar mejor, donde pudiera vivir en paz y tranquilamente, esperó con todas su fuerzas que Aoi no lo hubiera encontrado.

Atravesó la sala con desdén, desde que Uruha se había ido, él tenia que preparar sus comidas, y aunque no le gustaba que fuera como la sirviente, si admitía que el castaño cocinaba muy bien. Sin quererlo, algo llamó su atención. Se acercó dudosamente a la botella que Aoi había dejado con sumo cuidado sobre una mesa. Solo era una botella morada, no encontraba una razón por la cual el pelinegro pudiera estar tan interesado en dicho objeto. Lo agarró sin ningún cuidado, casi con desprecio, debía ser algo con valor sentimental para ambos y eso no le gustaba. Repasó varias veces sus dedos por el grabado fucsia, tanto, que la botella comenzó a vibrar. Asustándolo verdaderamente.

De la nada, Uruha apareció frente a él con la mirada baja—. Hola, soy el genio de la botella, puedes pedir todo lo que tu quieras a excepción de las reglas que un genio no puede cumplir, fuera de eso soy todo tuyo —dijo con mas tristeza que entusiasmo.

—¿Genio de la botella?

Uruha levantó la vista de la impresión—. No puede ser, creí que Aoi había tirado la botella y alguien mas la había encontrado, pero fuiste tu —parecía no poder creerlo.

—Uru, ¿me puedes explicar que pasa? —Ruki estaba entre asustado y sin encontrarle una explicación a lo que acababa de suceder.

—Eres mi amo...

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"Tienes que ser hombre y afrontar las consecuencias."

"No puedes seguir escondiéndote aquí."

"Ruki te ha de estar esperando."

"Te dije que algo así iba a pasar."

Y su favorita:

"No me puedo coger a Kai en paz contigo aquí."

Las frases que por fin habían hecho que Aoi regresara con todo, menos ganas a su departamento. Estaba deprimido y ni siquiera era porque ya no tenia todo lo que deseaba. De verdad extrañaba al genio, su hermosa sonrisa, su forma de cocinar, de consentirlo, la forma en que lo miraba, su inocencia...todo. Sintió un dolor en el pecho,  ¿qué era esa horrible sensación que lo embargaba desde que Uruha se había ido?

Tenia pesadillas horribles donde revivía una y otra vez la partida de su adorado genio y esa frase que parecía atormentarlo a cada momento: "Eres igual que Satoshi". No entendía por que, pero dentro de sus sueños creía ver al tal Satoshi riéndose de él, llevándose a Uruha lejos. Como si él fuera el culpable de que estuvieran separados, aunque sabía que el culpable no era nadie mas que él mismo.

Permaneció unos instantes con la mano en el picaporte, mentalizándose, sabía que no habría nadie del otro lado que le diera la bienvenida, que se colgara de su cuello y... lo besara. Lo amara.

Abrió conteniendo la respiración, como cuando uno se avienta a una piscina y encontró precisamente lo que esperaba...Nada.

Caminó automáticamente hacia la sala, esperando encontrar la botella que había dejado ahí días atrás. Sin embargo no estaba, lo cual se le hizo extraño, tal vez no recordaba bien donde la dejó. No era que fuera ayudar de algo, le quedaba mas que claro que Uruha no volvería, aunque seguía sin entender como habían pasado las cosas. ¿Eso significaba que de alguna forma Uruha era libre? ¿Sería libre hasta que Aoi muriera, entonces regresaría a la botella? Bueno, al menos podría darle unos cuantos años de libertad, al menos.

Seguía sin encontrar la botella. ¿Dónde demonios la había puesto? Había jurado que estaba en la sala, caminó hacia el pasillo como si pudiera estar tirada en el piso y Ruki no la hubiera levantado. Pero no estaba.

La puerta de la habitación de Ruki se abrió de pronto. Aoi lo miro extrañado, pues el mas bajo sonreía de una forma rara, casi, ¿siniestra?

—Así que ese era tu secreto —dijo tranquilo.

Aoi abrió mucho los ojos—. ¿De qué hablas? —realmente no tenía idea.

Ruki salió de la habitación—. ¿Sabes? Fui tan estúpido que hasta creí que lo habías secuestrado, la forma en la que lo tratabas, en la que él te trataba, obviamente no era normal, siempre accedía a todo lo que decías, siempre te daba la razón y yo no entendía por que. Debo aceptar que ni me puse a pensar de donde habías sacado dinero de repente, se me hacia normal, que sé yo. Ahora todo tiene sentido —sonrió de lado.

—No te entiendo —por supuesto que entendía pero no quería creerlo, Ruki sabía del secreto de Uruha, era obvio.

—Dejaste la botella y ahora es mía —sonrió ampliamente enseñándole el objeto morado—. Que estúpido eres Aoi, tener todo lo que quieres y dejarlo ir. Yo no soy tan tonto como tu, es decir, jamás tendré que preocuparme por mi padre otra vez, ni por Shou, ni por nadie, porque puedo hacer todo lo que yo quiera y ahora tengo a Uruha para mi —miró la botella como su objeto mas preciado.

—No puedes hacer todo lo que quieres —dijo con veneno.

Ruki asintió sarcásticamente—. No me interesa matar a nadie, no quiero revivir a nadie; por dios que asco y no necesito que alguien se enamore de mi porque ya tengo a quien quiero a mi lado y da la casualidad que tiene que quedarse conmigo siempre —explicó.

Aoi lo miró casi con odio entendiendo sus palabras—. No te puedes acostar con él —su única esperanza en ese horrible vórtice en el que se encontraba.

El mas bajo abrió la boca pero la cerró de inmediato—. ¿Sabes? Dejaré que él te lo explique, solo porque me pones de malas —agitó un poco la botella y Uruha apareció con la mirada gacha.

—Uru... —Aoi trató de acercarse pero Ruki lo impidió con un gesto.

—Uruha, explícale a Aoi que hicimos ayer —sonrió burlonamente.

El genio no levantó la vista, solo atinó a cerrar los puños—. Yo no quería, pero lo deseó —fue lo único que dijo.

—Se supone que desaparecen...

—Se supone, pero nunca pasó —lo explicó. La voz del castaño estaba cargada de desprecio, de enojo, frustración.

Yo le hice eso.

Ruki se acercó a Uruha—. Debe ser porque alguien ya lo hizo antes —tomó al genio por la barbilla, lo giró bruscamente hacia él y lo besó. El castaño hizo el gesto de querer apartarse, pero un genio debe obedecer y hacer las cosas que su amo quiere, por lo que terminó dejándose—. Suficiente, vámonos Uruha, gracias por todo Aoi, en serio —lo dijo sinceramente.

Dos segundos después ya no estaban y Aoi tuvo el presentimiento de que no los volvería a ver. 

I dream of Uruha [AOIHA-the GazettE]Where stories live. Discover now