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Uruha bailaba alegremente por la sala mientras la limpiaba, la canción con una tonada pegajosa en un idioma que ni conocía, pero no importaba, le gustaba y lo hacía sentir feliz. Mas de lo que ya estaba. Había pasado una noche increíble con su pelinegro, no lo había imaginado ahora que Ruki vivía con ellos, pero le había demostrado lo contrario.

Suspiró—. Pronto el amo podrá desear mi libertad —le brillaron los ojos.

—¿Tu libertad? —preguntó Ruki entrando al departamento con expresión confusa.

Uruha abrió mucho los ojos, aun no se acostumbraba a la presencia del mas bajo y mucho menos a que estaría ahí hasta que consiguiera trabajo, pues también había tenido que salirse de la universidad, al no contar con el dinero suficiente para pagar la mensualidad. El castaño sonrió.

—Ruki, que bueno que llegas. ¿Cómo te fue? —se acercó a darle un beso en la mejilla, el rubio se sonrojó ligeramente.

—Me temo que no muy bien, pero tengo esperanza que me hablen aunque sea de un trabajo —sonrió levemente.

—No te preocupes, te aseguro que así será —Uruha lo condujo al sillón y lo sentó—. Te traigo algo de comer —no fue pregunta.

Sin esperar respuesta, el genio se perdió en la cocina, mientras Ruki suspiraba ante las atenciones ofrecidas, prendió el televisor pero no estaba viendo el programa en realidad, con la mirada repasaba todos los artículos de limpieza que estaban regados.

—Uru, ¿tienes trabajo? —le preguntó cuando el castaño le trajo algunas galletas y algo para beber.

—Atender a Aoi —respondió como si fuera lo mas normal del mundo.

Ruki alzó una ceja—. Ese no es un trabajo, eso lo haces porque Aoi es tu pareja, no porque sea tu obligación —dijo muy seguro.

El castaño soltó una risita—. Bueno, sí y no, no importa, yo lo hago con gusto —canturreó.

—¿Dónde conociste a Aoi? —preguntó mas serio.

—Ruki, no entiendo el propósito de tus preguntas, si quieres saber pregúntale a él —contestó tranquilo.

El rubio se revolvió en el asiento—. Perdón Uru, solo quería platicar contigo —se disculpó un poco avergonzado—. Quisiera oír las cosas de ti, porque también quiero ser tu amigo —dijo inocentemente.

Uruha sonrió sinceramente—. ¿Quieres ser mi amigo, en serio? Eso me hace muy feliz, nunca había tenido amigos hasta que conocí a los amigos de Aoi y tener uno mas, me hace muy feliz —dio palmaditas con las manos.

—¿Cómo que nunca habías tenido amigos?

—Pues —el genio torció la boca—, es que todos siempre esperan algo de mi, solo me buscan por interés. Nunca hasta que conocí a Aoi me habían buscado porque les interesara hablar conmigo nada mas, por eso amo a Aoi y no me pesa hacer todo lo que hago por él; aunque siempre me diga que no lo haga, no lo puedo evitar —dijo alegremente.

—Te juro que yo nunca te buscaré para algo mas —le aseguró con una sonrisa, no sabía porque le decía eso, pero al escucharlo sintió un poco de compasión por él. Se notaba que Aoi se había aprovechado totalmente de él, para que hiciera lo que quisiera, no había otra explicación.

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Aoi llegó exhausto al departamento, había tenido clases hasta tarde e incluso si ya no trabajaba para mantenerse gracias a Uruha, la escuela lo agotaba con tanta carga de trabajos y tareas. Suspiró en cuanto cerró la puerta, esperando a que su genio se le colgara del cuello como era su costumbre, pero aquel acto no llegó. Alzó la vista buscando al castaño de inmediato, no había nadie.

I dream of Uruha [AOIHA-the GazettE]Where stories live. Discover now