🍃⌇► 𝗖 𝗮 𝗽 𝗶́ 𝘁 𝘂 𝗹 𝗼 𝟭

204 29 5
                                        


C a p i t u l o 1:

J u n c i e n t o y l a b e s t i a .
⊱⋅ ──────────── ⋅⊰

El sonido del teclado escribiendo no paraba de hacer ese "tic tac" enérgico; ese sonido de cuando un escrito era muy bueno y te sumergía en un mundo paralelo, la taza de café al costado que seguía caliente y sin beber, sus dedos helados y con un color rojizo en la punta que sufrían el daño de la escritura actual. En su cuerpo recorrido ese agonizante escalofrió que iba desde sus pies hasta su columna, su enmarañado cabello, el aspecto descuidado, delgado y poco saludable a la vista. Nuevamente se hallaba solitario como de costumbre, el pacífico lugar donde vivía era en orillas de la ciudad un campo donde lo verde se notaba a lo lejos del horizonte, era tan lejano hasta donde su vista podía llegar, pero él no miraba esa belleza extraordinaria, no la veía porque cada vez que levantaba su vista era tan solo para sujetar con sus largos y huesudos dedos la taza de café. la soledad es un precio de la fama, es algo que se conlleva que consume y aturde tanto que acaba siendo un peso que no cualquiera puede ser capaz de llevar entre su espalda.

El frio estudio era oscuro pues a pesar de tener una vista maravillosa, cerraba las cortinas tan solo con la computadora encendida, la luz blanca se bañaba en su rostro y sus anteojos caían de forma insistente por el puente de su nariz, su aspecto ojeroso y sus labios partidos que eran remojados por la lengua una que otra vez para calmar el dolor.

Tan solo se desencorvo cuando su barba desalineada fue rascada con sus dedos, sus uñas largas y algo sucias, era evidencia del descuido de aquel hombre; un escritor famoso.

La silla era incomoda pero la inspiración no descendía, seguía escribiendo como si tuviera fuego en los dedos, su alta capacidad escritora era todo una belleza al verla, no se detenía y cometía pocos errores al escribir; el clic del mouse cada vez que se detenía a rectificar alguna oración o palabra era en pocas ocasiones.

Lo único destacable eran sus pestañas largas que descansaban en esos ojos rojos y algo terribles por lo que le sucedía al cuerpo del delgado hombre, trago saliva, estaba algo cansado y sumergido en su trabajo que no escucho la llegada de unos tacones que se acercaban a él.

-SeHun por enésima vez deberías cuidar de tu salud.

Dijo la mujer recargándose en el umbral de la puerta, era SeoHyun quién otra vez lo visitaba, una editora reconocida y mejor amiga del hombre; el susodicho bufó con desgrado. Estaba poco interesado en lo que la mujer tenía que decirle, seguramente y como se lo esperaba era otro típico regaño por haber estado desconectado del mundo por su trabajo, solía tomárselo muy personal.

-Ajá.

Replico SeHun moviendo la mano en forma de desaliento, la mujer hizo una mueca elevando el labio, estaba molesta pero no iba a decirlo, era algo que no mostraría, porque atrás de ella estaba un chico pequeño, de baja estatura esperando por ser llamado.

- Da igual, lo que vine a hacer es claro-dijo la mujer con poco interés, SeHun era tan descuidado con su salud que su editorial al verlo decidió contratar un personal que cuidara de él, una ama de casa o bien una empleada para servicio, cocinar, limpiar y efectuar tareas del hogar. Solo había un problema, cada vez que se contrataba a alguien SeHun acaba haciendo llorar a las chicas y estas se iban sin más, a pesar de que, aunque tuviera se aspecto al escribir, realmente fuera un hombre atractivo.

- ¿Vas a hablar o no Seo?-La mujer se esperaba la respuesta, camino entre pasos acelerados al chico que estaba a su costado y le hizo entrar.-Sehun, él es JunMyeon y será tu nuevo ama de llaves, espero que esta vez no se vaya pronto.

𝓙𝓾𝓷𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓸 𝔂 𝓔𝓵 𝓹𝓻𝓲́𝓷𝓬𝓲𝓹𝓮 𝓭𝓮𝓼𝓮𝓷𝓬𝓪𝓷𝓽𝓪𝓭𝓸𝓻Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang