Epílogo // Fin de semana

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Zukulento 7v7

Las caricias en su piel eran firmes como si tuvieran el ansia de incrustarse en ella y nunca separarse de esta. Siempre había pensado que las piernas de Michael serían mejores que la de cualquier mujer; firmes, fuertes, suaves, claras y sobre todo lo más delicioso que podría probar, sobre todo con ese trasero que se cargaba el menor y más cuando este empezó hacer spinig hace ya un largo tiempo. Meterse entre esas nalgas que parecían más esponjosas que un malvaviscos era su gloria, como le encantaba probar cada rincón de ese suave cuerpo de color melocotón y dejarle marcas cuando podía, poseer esos labios que portaba su pareja hasta devorar sus gemidos mientras le embestía con profundidad, lento y rápido hasta que Michael se corriera con fuerza y él lo llenara de su néctar, (aunque su pareja se queje al otro día por ello, pero sabía que le encantaba)

Aunque después de tener una niña en brazos no les deja mucho tiempo para disfrutar de esos momentos. Pero pues no podía decir nada, siempre la pasaba bien con sus amores sin importar lo que le costara.

...

William cada mañana despertaba al lado de su querido ojirojo, le fascinaba tenerlo a su lado durmiendo tan plácidamente, y hallarlo en la cocina poco después cuando salía de ducharse vestido con solo una camiseta larga tapándole hasta los muslos mientras hacia el desayuno, si, solo con eso.

-¡Buenos días!

-¡Buenos días!—Sebastian se volteó saludándole con un beso corto pero profundo para continuar con su labor, William se quedó abrazándole la cintura, oliendo su aroma hasta grabárselo de memoria y besando su cuello de vez en cuando; la acción ya era costumbre desde que empezaron a vivir como una familia, exactamente casi seis años, eran de esos momentos donde se sumergían en su propia burbuja y disfrutaban de la compañía del otro aunque solo fuera para abrazarse, pero siempre habían esos pequeños momentos donde la lujuria podía más, y ese día no había sido la excepción.

Las manos de William pasaron por debajo de la camisa acariciando levemente el abdomen del menor mientras empezaba a lamer con basta necesidad el cuello de su pareja, Michael solo trataba de ignorarlo, debía seguir cocinando osino, tanto su esposo como su niña, llegarían tarde a sus deberes; pero no pudo aguantar la tentación y fue evidente cuando su trasero empezó a empujarse contra la entrepierna del más alto y William tomaba su cintura con firmeza para apegarlo más hacia sí.

La estufa fue apagada.

A Sebastian siempre le encantó esa posición, no importaba donde, si fuera en la cocina, la ducha, en el despacho o en la cama, le fascinaba quedar de espaldas a su chico. William, curioso, le preguntó un tiempo después de casarse el porqué de esto y este mencionó que tenía más movilidad para auto-complacerse, y pues Spears no podía quejarse, después de todo ver su espalda arquearse, tensarse a cada movimiento y toque suyo le llenaba de orgullo, como por igual le cautivaba, y no se diga de cómo su malditamente delicioso trasero le devoraba con ansias, debía admitir que eso lo había convertido en otro de sus fetiches y sabía que él lo sabía (que valga la redundancia) y le encantaba.

No Había experimentado esa sensación con nadie, Sebastian siempre lo hacía caer más y más por él, como un pozo que te llevaba a las aguas de una laguna preciosa que no querrías abandonar, y no solo por su personalidad, sonrisas y buenos momentos que habían pasado, sino también el hecho de que se conectaban de una forma que parecían pensar en lo que el otro tenía en mente, se comprendían y sabían cómo satisfacerse. Con Michael siempre existía una variación de sentimientos y captaba lo que deseaba.

Era perfecto.

Y en la cama era igual, cada que Michael quería que el sexo fuera salvaje, le gustaba las palabras sucias y subidas de tono susurradas a su oído, que lo azotara con dureza un par de veces y le complaciera sin importar donde estuvieran, esas ocasiones siempre sucedían cuando el ojirojo le daba la espalda, empujando sus glúteos contra su despierto amigo hasta enloquecerlo.

Hombres Prohibidos, Labios Sellados (William x Sebastian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora