Deep Mini Stories

El Fantasma

Hoy es martes...mira las aves cómo pasan volando encima de todos, libres y felices a pesar de vivir en el riesgo constante, los árboles se menean al ritmo del viento que los acaricia, hoy es martes, nada cambia, camino los mismos pasos de rutina para la parada de autobús, mis oídos son tocados por las melodías que salen de los audífonos, nada cambia, el movimiento del transporte me arrulla mientras yo batallo por no dormirme, sentada sola en el asiento del fondo, la gente platica y sonríe, pero yo no, nada cambia; camino por mi calle semi desierta, los niños regresan del colegio, unos no se inmutan por empujarme, otros se quedan viéndome y luego corren, hoy es martes...llego a mi casa, no hay nadie, en mi soledad la pesadez de mis piernas se hace más notable a medida que subo las escaleras, estoy tan cansada, quisiera dormir pero jamás despertar, el sentimiento de culpa me invade de repente al cruzar el umbral hacia mi cuarto, el frío que hace aquí me hace temblar, aviento la mochila como todos los días, hoy es martes y nada cambia; miro las fotos que he pegado en la pared, sonreía pero nadie lo sabía, amaba pero en ocasiones no lo veían, necesitaba ayuda pero nadie lo creía...miro el reloj sin pila, ésta porquería, nunca le compré las pilas, sentía que no tenía caso, me miro al espejo en el tocador, mis ojeras cada vez se van haciendo más oscuras, mi piel se ve más pálida cada día...mis muñecas están ya cansadas, hoy es martes, miro el cajón y tomo de adentro el cutter, el filo atraviesa a lo largo de mi brazo, la indiferencia se siente más real ahora, miro la sangre correr como las lágrimas de los días anteriores, como las burlas en el salón y los reproches de mis padres, como las noches solitarias, lo siento, lo lamento, no sé qué hice, no sé por qué lo hice, intenté pararlo pero...
Ya es martes otra vez, y nada cambió.