—¡Eh, monada! —Exclamó un hombre castaño desde una de las mesas—. ¿Cuánto tengo que pagar para tenerte una noche?

La azabache miró con repulsión al individuo, sonriendo con desdén.

—Lo siento, pero no hay dinero suficiente para que eso ocurra. —Le sirvió la bebida—. Por cierto, vuelva a faltarme al respeto y lo tumbo de un puñetazo.

Se dio la vuelta con la intención de retirarse, pero el mayor no se lo permitió al saltar a la defensiva e incorporarse de su asiento.

—Oye, ¿quién te crees que eres para dirigirte a mí de esa manera? —Inquirió medio tambaleándose por el exceso de alcohol—. Exijo que te disculpes.

La bailarina se detuvo con una mueca sarcástica y vio a aquel inepto por encima de su propio hombro.

—Muy bien. —Giró sobre sus talones en una pose retadora—. Lo siento, señor. Le pido perdón por decir lo que pienso a un cretino tan asqueroso como usted.

—Serás hija de perra...

—Es bueno ver que no te dejas intimidar. 

Comentó una familiar voz a espaldas de la ojizarca, provocando que ésta se girara en el instante, para encontrarse con aquel par de esmeraldas que la miraban con embeleso. 

—¿Metiendote en problemas como siempre, bichito?

La joven refrenó esa sonrisa que amenazaba dibujarse en su rostro. Manteniéndose en esa actitud arisca que ya hubo adoptado al enfrentarse al otro individuo, para afrontar con fingido malestar al apuesto motorista.

—¿Qué haces aquí? —Cuestionó evasiva, denegándole la mirada—. Creí dejarte claro que no quería volver a verte.

—Yo creí dejarte claro que eso de seguir órdenes no va conmigo —Sonrió ladinamente, avanzando hasta interponerse entre ella y el sujeto que se había atrevido a molestarla — Y tú... Te recomiendo que no vuelvas a molestar a mi chica —Frunció el entrecejo, protegiendo con su cuerpo a la azabache — Compartir... tampoco va conmigo.

«¿Su... Chica?» 

Ella se sonrojó y su corazón la traicionó de nuevo con sus atolondrantes latidos. Obligándose a permanecer inalterable a las palabras de su caballero de ojos verdes.

—Va-vale, ya está bien. —Intervino ella con voz altiva y facciones contrariadas al encarar al rubio—. ¿Con qué derecho te crees para llamarme tu chica? Yo no soy nada tuyo, ¿está claro?

Adrien rodó los ojos, sujetándola por el ante brazo mientras la arrastraba lejos de toda aquella situación. Al llegar a una zona aislada del bar la liberó de su agarre, encarándola sin poder disimular la sonrisa de satisfacción en sus labios. 

—Normalmente se suele decir "Gracias" cuando alguien te salva de ser violada pero... En fin, me da gusto verte de nuevo, bichito.

La enmascarada parpadeó incrédula y se cruzó de brazos en una pose superflua.

—¿Que tú me has salvado? —Masculló jactanciosa—. Lo tenía todo controlado antes de que tú aparecieras haciéndote el héroe...—se frotó la cabellera—. Y, aparte de venir y hacerte notar, ¿querías alguna otra cosa? Lo digo porque tengo trabajo que hacer.

« Bueno, tal vez venir no fue la mejor de mis ideas » 

Él negó con la cabeza, metiendo las manos a los bolsillos mientras desviaba la mirada a un lado, intentando así que su incomodidad y nerviosismo no fueran expuestos ante ella. 

—Yo... Tenía ganas de una cerveza —Se encogió de hombros simulando indiferencia —Y bueno, supuse que necesitabas ayuda con ese tipo pero es bueno saber que te puedes cuidar por tu cuenta.

𝐁𝐀𝐃 𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆𝐒 | Adrinette | Feat Marichat8989Where stories live. Discover now