(Antoine Devine).

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–Si señor –decimos los tres.

–Ahora –suspira– necesito saber con gran detalle el asunto con lady Farell y lord Hugh...

Entre los tres procedemos a explicarle con calma y en voz baja, las conclusiones que sacamos acerca de los motivos que incentivaron a lady Farell a crear todo aquel conflicto, empezando por que ella sabía de la herencia que podría adquirir si yo desposara a una dama hasta terminar por la aparente relación que tiene con lord Hugh y de los que ninguno estaba al tanto.

–No es para nada una coincidencia que ambos supieran de tu llegada hijo –dice mi padre.

–El padre de lady Banks estaba al tanto de mi recuperación y prefirió guardar silencio, según lo dijo el señor Banks.

–¿De cuánta gente implicada en esto estamos hablando?

–Pensándolo bien, de tres, el padre de lady Banks, lady Farell y lord Hugh –responde Amílcar– no sabemos cómo se han involucrado los tres para llevar a cabo la farsa.

–Aparentemente se realizó solo para hacerle daño a lady Banks, porque dos de ellos tienen relación cercana con ella –Amadeo rasca su barbilla.

–Debe haber algo detrás de todo ello. –concluye nuestro padre.

Recuerdo por un momento la revelación de nuestro padre hace menos de cinco minutos y mi mente comienza a trabajar rápidamente en una descabellada conclusión.

–Ahora que lo menciona padre –digo– usted dijo que solo le daba el dinero que usted quería a lady Farell.

–Ajá –dice entrecerrando los ojos.

–Y ella sabe que seré el heredero de una fortuna mucho más grande que la que posee ahora, porque mi madre dejó intrínseco que quería que la totalidad pasase al menor...

En esos momentos Amadeo y yo nos miramos, no tuvimos problemas con ese testamento ni intercedimos al respecto porque cuando mi madre lo realizó no sabía quién sería el último hijo que tuviera, además del hecho de que Amílcar y yo no habíamos nacido para ese entonces.

No era muy normal que las mujeres tuvieran herencias, ya que al casarse todo quedaba en manos del marido, pero mi padre no creía en ese principio, por lo tanto, dejó que mi madre conservara todos sus bienes concedidos como dote y que invirtiera en otros proyectos para maximizar sus ganancias.

–Ella solo se comporta bien contigo –prosigue Amadeo– lo que podría decirse que...

–Tiene interés sobre ti, hermano –lo interrumpe Amílcar.

Todos nos escandalizamos, mi padre suelta una maldición apenas audible. A pesar de ser descabellada y retorcida la conclusión que arrojó Amílcar, es suficiente para encajar la cavidad sobre ciertos compartimientos de lady Farell hacia mí, y al final de todo ella sigue siendo joven.

–Pero no podría llegar a mi....

–¿Quién asegura que no? –dice Amadeo.

Sonrío.

–Tendría que matar a mi padre... –encojo los hombros.

Por un momento la idea pesa sobre mi cabeza y aparentemente en la de todos. El silencio se apodera de nosotros, impulsivamente miro hacia él.

–Debe cuidarse padre. –murmuro con voz queda.

Todos lo miramos igual, mi padre aprieta las manos y asiente.

–Así será –suspira– no podemos subestimar su alcance, cosas peores se han visto... y si hay algo entre los tres, sospecho que debe ser más grande de lo que imaginemos. Por lo pronto, encarguémonos de aparentar desconocimiento total del asunto y disimulemos la protección de lady Banks. Lady Farell vino a esta familia por mí y es la causante de todas las desgracias que le han sucedido a esa pobre muchacha, por lo tanto, me siento responsable de ella, ahora tengo total claridad.

LO QUE NOS HICIERON CREER © [COMPLETA]Where stories live. Discover now