Poison

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Había una sola razón por la que a Jimin le gustaba asistir a las fiestas, y era por un chico, Min Yoongi era más que atractivo, era un chico demasiado peligroso para él, o eso es lo que pensaba.

Yoongi era provocador en todos los sentidos de la palabra, no por nada le decían que él era uno de los principales causantes de muchas peleas de las parejas, cualquiera podía caer ante él, y Jimin había caído, y tal vez demasiado, pero le gustaba aquella caída, le gustaba ver cómo le sonreía cada que sus miradas se conectaban, le gustaba ver como intencionalmente se movía demasiado bien al bailar, esos movimientos de caderas hacían que más de uno se le hiciera agua la boca al instante.

Pero Yoongi, era un veneno, era como la exquisita manzana tentadora que mostraba la serpiente a Adán y Eva, para que cometieran el pecado de morderla, de nueva cuenta su mirada se había quedado clavada en aquellos movimientos, Yoongi había aceptado bailar con uno de los chicos del equipo de fútbol.

¿Y él que hacía? Miraba, y eso era suficiente para torturarse a él mismo, y Yoongi sabía que se torturaba a él mismo, sonreía al ver como él lamía sus labios o a veces los mordía, no era un secreto que entre ambos hubiera esa chispa de atracción, todo el mundo en el colegio lo sabía, podía ser disimulado, pero no las miradas.

Cuando la canción por fin había dado termino, Yoongi se despidió de aquel jugador y se acercó en dirección a Park Jimin, quien no apartaba para nada la mirada de aquel chico.

- Para de hacerlo, parece que me estás devorando con solo mirarme -comento Yoongi cuando estuvo por fin cerca de él, se sentó a su lado en la barra de aquel mini bar, mientras se dedicaba a pedir una bebida.

- Tal vez sea porque es la verdad -menciono Jimin dándole un trago al vaso medio lleno que contenía cerveza-. Me dijeron que no vendrías.

- Y no iba a hacerlo, pero -miro hacía Jimin-, recordé que estarías presente, y decidí que no sería tan mala idea una noche más de diversión.

Jimin sonrió ladino ante aquello, pasó una mano por sus cabellos, aún seguían algo húmedos debido a la ducha que se dio antes de estar presente en la fiesta, su mirada de nuevo se clavó en Yoongi, quien le daba un trago a un vaso de lo que parecía ser un Martini.

- Dime, Park ¿por qué no lo intentas de una vez por todas? -relamía sus labios y cruzo sus piernas mientras lo miraba.

- ¿Hacer qué? -pregunto desviando su mirada.

- Entre tú y yo, y al parecer todos, sabemos que tienes cierta obsesión con seguir mirándome y además, no has parado de hacerlo últimamente, no creas que no siento el cómo lo haces, y créeme que de alguna forma, me encanta que lo hagas.

- Haz estado tras de mí por dos años, ¿crees qué dejaré que ganes? Ni muerto.

Soltó una risa el de tez blanca como el azúcar ante aquel comentario, Jimin podía pretender muy bien hacerse el chico más complicado que haya conocido, pero Yoongi estaba muy consciente de todas aquellas miradas indiscretas que tanto veía que estaban puestas sobre él, miro hacía Jimin mientras sostenía la copa en sus manos y daba otro sorbo a su bebida.

- Jiminie -el mencionado miro de reojo a Yoongi-, solo hazlo, ¿o piensas que un beso mío te hará caer rápido?

Trago grueso ante esa pregunta, por supuesto que lo pensaba, Yoongi era simplemente veneno, un veneno tan tentador, tan irresistible, ¿quién no querría probar de aquella copa? Paso su lengua por su labio inferior y sonrió ladino.

- Eres veneno, Yoongi.

- ¿Lo soy? -pregunto divertido, dejo la copa en la barra, con su mano derecha revolvió un poco sus cabellos ante la atenta mirada de Park Jimin-. Pues no creo que esté veneno, sea lo suficientemente potente como para matarte.

JimSu WeekWhere stories live. Discover now