-¿Y?, nada. No ha querido decirme a donde me lleva.

-¿Es sorpresa?

-No me mires así. No es nada de lo que te imaginas.

-No sabes lo que me imagino—rió y volvió a subir el volumen de la televisión. Al ser domingo por la mañana, no había ningún programa interesante, así que tenía puestos dibujos animados.

Intenté prestar atención a los dibujitos de la pantalla, pero no era capaz. Escuchaba a mis padres hablar en la cocina de sus cosas, y Gabriel soltaba carcajadas de vez en cuando por los monigotes que veía en la televisión.

-Te noto extremadamente contento hoy. ¿Has dormido bien?

-Ya te digo. Sobretodo después de que me besara Sam—admitió tranquilamente.

Cogí el mando a distancia que tenía a su lado y apagué el televisor.

-¿Cómo?¿Sam?

-Sí. Sam Winchester. Me besó.

-¿Dónde?

-¿Quieres saber en qué parte del cuerpo o en qué lugar? La respuesta a ambas es en la boca y en el porche.

-Gabriel... Eso es... ¿Desde cuando Sam y tú...?

-Desde que intentamos hacer que Dean se enamore de ti.

-¡¿Qué?!

No pude seguir con la charla porque sonó el timbre.

-Salvado por la campana—le susurré antes de ir corriendo a abrir. No quería que Lucifer volviera a tratar borde a Dean.

-Buenos días, Cas.

Hacía una radiante mañana, pero mejoró en cuanto Dean apareció ante mi puerta.

-Buenos días.

-¿Nos vamos?

-Si—dije y salí, cerrando la puerta tras de mi y siguiendo a Dean hacia su coche.

No pasamos demasiado tiempo en el Impala, de hecho, creo que podríamos haber ido andando a la casa frente a la que Dean aparcó, unas calles más abajo. Pero aún así, no dije ni pío.

Cuando llegamos, habían dos chicos que nunca había visto dentro de un garaje con la puerta abierta. Uno era rubio, con un corte extraño, y estaba sentado detrás de una batería. El otro, tenía el pelo castaño y algo de barba, y bebía una cerveza junto a la entrada, como si estuviera esperando a Dean.

Su sonrisa al verle me lo confirmó.

-Hola tíos—Dean chocó el puño con el del otro, y saludó con la mano al rubio.

-Llegas tarde—dijo el que estaba sentado tras la batería.

-Lo siento, fui a buscar a Cas. Cas, estos son Benny y Ash.

-Hola—dije algo cohibido.

-Ellos son los miembros de mi banda—aclaró Dean acercándose a un rincón y cogiendo una guitarra eléctrica.

-¿Tienes una banda?

-No le hagas caso, no es ''su'' banda—dijo Benny que se dio la vuelta, se agachó y cogió un bajo.

-Claro que es mi banda. Yo os junté, cabezas de chorlito. Somos 'The Hunters'.

Evidentemente, ese garaje, era su lugar de ensayos. Dean se puso tras un micrófono y sacó de su bolsillo la púa que consiguió durante el concierto de la noche anterior.

-Vamos Cas, eres nuestro público. Siéntate donde pilles y a ver qué te parece nuestra música.

-Hay que ver como eres Dean. ¿Te has traído un groupie para ti solo? –. Ash rió de su propio comentario y golpeó con la baqueta un platillo, haciéndolo resonar.

Diez Razones Para Odiar a Alguien Como Tú (Destiel/Sabriel-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora