Capitulo 6.

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Narra tweek.

Me removía lentamente en mi cama, no dormí nada, solo sé que está amaneciendo por el obvio aclarecer del cielo que puedo observar por la ventana, ¿el motivo de mi insomnio? no lo sé con certeza, lo único que sí puedo afirmar, es ese semblante delicado que tuve cerca de mi rostro, sus ojos fulgurantes y recónditos que sentía podían atravesar mi alma, solo tenerlo cerca de mí, producía esas sensaciones que no quisiera volver a sentir. Golpeé bruscamente mi rostro con ambas manos y me senté al borde de la cama.

-Tweek, no seas idiota, ¿quién se fijaría en ti? – Dije con desaliento, volviendo a lastimarme a mí mismo con esas palabras que siempre pasaban por mi mente al momento de culparme de las cosas o simplemente por pensar negativamente ante cualquier circunstancia que pasara.

Suspiré profundamente tratando de olvidar esos pensamientos sin importancia y decidí ocupar mi mente organizando mi apartamento y organizándome para ir al trabajo. Antes de salir visualicé una hoja que estaba en el suelo, me extrañé, pero inmediatamente la cogí entre mis manos e iba a abrir la pequeña hoja que llamaba mi atención, pero el llamado del recepcionista me hizo salir de lo que estaba a punto de hacer. La guardé en el bolso que siempre llevaba conmigo y salí para bajar rápidamente en el ascensor. Al llegar al primer piso, caminé lentamente hasta llegar a la salida, paré en seco al ver a una persona parada al frente mío, alcé la mirada y sentí que mi cuerpo se tensaba, Pete estaba mirándome fijamente, no sabía cómo reaccionar ¿por qué sabe dónde vivo? Ese era el pensamiento que más rondaba mi mente. Todo el ambiente se tornó agrio e incómodo, inmediatamente lo esquive, pero él agarró con firmeza mi brazo haciéndome detener en seco y sacando un jadeo de mi parte.

-Tweek, yo quiero estar contigo, te amo y estoy seguro que siempre te seguiré amando de verdad. – Aunque aún seguía resentido con él, sus caricias seguían haciendo efecto en mi grosor, sus palabras simplemente nublaban mi mente y me sentía débil.

- Suéltame...- Dije con voz entre cortada intentando retener las lágrimas que comenzaban a inundar mis fanales. –

- No, nunca más te soltaré, eres mi vida, Tweek. – Y en el momento menos esperado sus labios estaban impregnados sobre los míos, toda la poca cordura que quedaba en mi cuerpo se esfumo. Sus manos agarraban mis mejillas con delicadeza, y yo, yo simplemente me dejaba llevar por esa sensación que hace tanto quería volver a sentir, pero algo en mí hizo que todo ese ensueño en el que estaba se alejara, abrí de golpe mis ojos y lo empujé hacia atrás, él me miro y dijo. –

- Solo quiero que tengas esto...acéptalo, por favor. – extendió sus manos y me dio un peluche pequeño con algunos chocolates y dulces. – Yo...lucharé por ti. – y sin más, éste salió por la puerta dejándome con la mente totalmente en blanco.

- Tweek...- Escuche esa voz que ya se me hacía tan conocida en tan poco tiempo. – ¿estás bien?

- sí, no te preocupes, luego hablamos. – y sin esperar una respuesta salí rápidamente de allí, y me dediqué a caminar, sin un lugar específico al cuál ir, perdiéndome completamente en mis pensamientos que estaban vueltos un completo enrollo.

Abrí mis ojos sintiendo una brisa en mi rostro, no sabía cómo había terminado aquí, en un lugar el cual estaba completamente vacío, o es lo que yo creía hasta que vi a alguien acercarse a mí lentamente, quise levantarme, pero algo hizo que me quedara allí sentado bajo ese árbol. Cuando este se acercó vi claramente quién era, Craig.

-¿Qué haces acá? – Pregunté incrédulo. –

- Pues, se supone que es un lugar público ¿no? – Dijo riendo, y yo revoloteé los ojos, ¿cómo no pensé en eso? – Además, quedé preocupado por ti, sé que es algo ilógico, pero, realmente me preocupas. – Al decir esto mis mejillas claramente se volvieron calientes y asumo que rojizas. –

- ¿P-por qué te preocupo? – No sabía por qué razón había tartamudeado, pero lo que si podía afirmar es que su presencia me ponía nervioso, intimidado y extrañamente relajado. –

- No tengo una respuesta concreta para eso, pero algo que sí sé, es que siento que debo protegerte, me causas ese sentimiento de simplemente estar contigo ayudándote y preservándote a cada momento, es como...un impulso hacia ti. – Todo el tiempo estuvo mirando a todos los lados, menos a mí. –

- Perdón. – Dije y él se quedó sin entender el porqué de mis disculpas. –

- Por qué te discul...? – Y antes de que terminara la palabra pose mis labios sobre los suyos, me deje llevar por ese impulso y esas ganas de esa percepción nuevamente. Era diferente a aquel día, no sentía ese deseo carnal, esta vez sentía algo más sensible y tierno. Este agarró mi mentón con fuerza y prosiguió con el beso que simplemente estaba en un roce, él entreabrió sus labios haciendo que nuestras bocas se acoplaran a la perfección.

El sentimiento era singular, sólo quería seguir y seguir besando esos labios rojos y carnosos que me estaban llevando a la locura en cuestión de segundos. Mi cordura se fue perdiendo cuando este llevó una de sus manos que tenía en mi mejilla a mi cintura apretando, teniendo en cuenta que estábamos sentados, este lentamente me poso encima de él, ¿en qué momento? No lo sé, ni me interesa en estos momentos saberlo. Mis manos inconsciente mente se asentaron sobre su pecho y cómo si fuera por inercia empecé a quitarle su camisa sin dejar de besarle, por esto tuvimos que parar el beso para poder quitarla, luego seguimos juntando nuestros labios y este inesperadamente me dijo.

- Tweek...me vuelves loco...- Abrí los ojos y me miré directamente con él, sus pupilas estaban dilatadas y brillosas, al igual que su cabello estaba despeinado. – Desde ese día no he dejado de pensarte... me encantas...- Me dejó perplejo y sin palabras que decir, yo simplemente volví a posar mis labios en los suyos, fue más un impulso que otra cosa.

Craig agarró más firmemente mi cintura haciendo que ambos soltáramos un leve jadeo, y este empezó a insertar sus manos bajo mi camiseta mientras que sus labios recorrían mi cuello en un leve rozo. Empujé suavemente su cabeza en mi cuello y este rió al saber que no aguantaba más sus labios en este. De repente alguien me tocó el hombro, y ahí volví a mis sentidos del lugar en qué estábamos. 



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