Capítulo 8: Entre Enrique y la escritora

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Las agujas del reloj siguieron marcando las horas consiguiendo apagar lentamente los rayos de sol. Una increíble paz las envolvía en una de las posiciones favoritas de ambas, Amelia de lado y Luisita abrazándola por detrás adaptando su cuerpo perfectamente al de la otra. Esa tranquilidad se truncó cuando, de repente, unos nudillos golpearon la puerta de la habitación de la vedette.

-"Amelia, soy Domingo, tienes una visita esperándote en el vestíbulo, ¿estás ahí?".

-"Sí, en seguida salgo"- dijo la morena, pegando un salto para salir de la cama.

-"Es un tal Enrique...y te agradecería que la próxima vez quedes en otro lugar y no tener que hacer de recadero vuestro"- dijo con enfado Domingo.

-"¡Claro, gracias y no se volverá a repetir!".

Al volverse para mirar a Luisita, ésta ya estaba de pie y enfundada en su vestido. Desde luego su expresión no era la misma que recordaba antes de caer ambas dormidas...

-"Mejor me voy cuanto antes, no quiero que llegues tarde a tu cita..."- dijo la rubia con amargura.

-"No digas tonterías"- dijo Amelia cortándole el paso. –"No sabía que vendría, es tan sólo un amigo, el mejor que tiene mi hermano".

-"Entonces como nosotras, ¿no?...buenas amigas"- dijo Luisita mirando hacia abajo. -"Además, ya me dejó claro Juan que estaría encantado de acogerlo en tu familia".

-"Mi hermano no tiene nada de qué opinar sobre eso. Y ya sabes que tú y yo somos más que amigas...¿o te parece que lo de hace un rato se puede considerar amistad?"- dijo con mirada pícara mientras le agarraba por la cintura.

-"No sé a qué te refieres, últimamente tengo poca memoria..."-dijo una desafiante Luisita.

-"No me tientes..." dijo Amelia conteniéndose. "Cariño, ahora tengo que ir un momento a ver qué quiere. ¿Por qué no me esperas aquí y cuando lo despida nos vamos juntas a tomar algo al Kings? Quizás te pueda ayudar con el texto, darte algunas ideas...puedo ser tu musa."

-"Con esa mirada que me echas...como para decirte que no...pero no tardes".

La morena salió de la habitación, no sin antes darle un beso fugaz a la menor de los Gómez. Ésta nunca había destacado por ser cotilla, pero no pudo evitar seguir a Amelia sin que se diera cuenta. Confiaba en ella, pero Enrique le daba mala espina.

-"Hola, no esperaba verte por aquí"- dijo Amelia.

-"Buenas tardes, espero no haberte importunado. Vengo del Cleofás y ya me dijeron que contarán contigo toda la temporada...y eso hay que celebrarlo"- dijo el hombre sin disimular su entusiasmo.

-"Estoy un poco cansada, ya sabes, con los ensayos y todo eso"- dijo Amelia disculpándose.

-"Vaya, últimamente eres más difícil de ver que el alcalde, tendré que reservar un hueco en tu agenda".

-"Bueno, aún tengo que acostumbrarme al ritmo frenético del mundo del teatro"- dijo Amelia algo molesta por tener que dar tantas excusas.

-"Es una pena, el dueño del teatro me ha estado hablando de futuros proyectos y obras para representar, y yo por supuesto no podía dejar de hablarle de ti...".

-"Eres muy amable, no tenías por qué. Espero que con mi trabajo pueda demostrarle lo que valgo..."- dijo la morena.

-"Pero a veces eso no es suficiente...necesitan que algún conocido o socio les venda la idea o a la persona...y créeme que yo te he promocionado de maravilla"- dijo Enrique mirándola fijamente.

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