Capítulo 14: ¡Australia! ¡Australia! ¡Estamos en Australia! (I)

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Luego de aproximadamente doce o catorce horas de vuelo sobre el inmenso Océano Pacífico, el grupo de imbéciles finalmente arriba al continente Oceánico, también conocido como Australia, por más que fue algo... eh... aburrido el viaje e intentaron distraerse como fuese de alguna manera de la manera menos caótica posible —incluyendo un concurso de fuerza entre Will usando su forma de golem en su brazo derecho y Chris—, y también intentando no sacar la Nintendo 3DS de los chicos para evitar alguna interferencia con el avión.

Obviamente al llegar habían hordas de paparazis esperándoles salir, gracias a Dios no sería un problema al mandar a Helena por otra puerta de salida que no fuera donde ellos estarían, así se evitaría a los paparazis, acompañada de un par de guardias, el rubio le da sus lentes de sol —por estilo— y su chaqueta de cuero con la chapa de "Love", primero pasan las aduanas todos juntos para poder salir por lados diferentes, a los chicos les esperaba los típicos blindados "por su protección" —nada más si supieran lo que eran ellos no lo necesitarían realmente...—, ella iría en un taxi.

Al llegar al hotel —de hecho, era el complejo del Hard Rock Hotel— ya la esperan algunos botones para ayudarla con las maletas, hace el check-in indicando su número de habitación, al principio la administradora permanece escéptica al ver a nombre de quién estaba registrada la habitación, ella le indica que sí era la suya, la otra sarcásticamente le dice que no le cree. Cierra los ojos y suspira, buscando algo en su bolso de mano con algo de molestia, no iba abusar de lo que tenía entre manos, mostrándole un extraño carné plateado, más parecido a una pantalla, el logo de lo que parece un ancla con varias flechas a los extremos apareció en el mismo, mostrando su identidad en una lengua extraña, la mujer palidece al ver eso, tragando seco busca la tarjeta de la habitación y se la pasa pidiendo disculpas, ella se retira curvando una pequeña sonrisa victoriosa con una mezcla de burla...

Al final era cierto lo que me habían dicho ustedes dos... —piensa feliz

Al llegar arriba abre la puerta, a dos puertas del pasillo que te lleva al lobby, primero deja pasar al botones con una sonrisa, quien le indica primero a ella de pasar, la pelirroja insiste, así que el otro asiente y pasa primero, bajando las maletas y guardándola en el armario que se encontraba a un lado de la puerta, el botones hace una reverencia y se retira mientras le desea una linda estadía. Helena le sonríe en señal de gratitud, cuando cierra la puerta simplemente observa, habitación de pintura blanca, frente al armario había una puerta que era un baño dividido en dos: de un lado el inodoro con una puerta de madera y del otro la ducha con una puerta de vidrio, en la habitación del lavamanos había una ventana que daba frente a la cama matrimonial enorme con dos mesitas de luz a los costados, del lado derecho estaba un reloj digital de enormes números blancos, el teléfono para hacer llamadas al Lobby y al parecer el menú, al frente una TV de 50 pulgadas, debajo de la televisión había una mesada con tres cajones, una mini nevera que abre encontrando algo de cerveza que se encargaría de llevarse en otro momento, no era solo eso, un poco menos de un metro se encontraba un desnivel que lleva a la terraza, mostrando el enorme complejo en el que se encontraba, al lado izquierdo del enorme ventanal había un jacuzzi, del otro una mesa. Qué más podría esperarse del Hard Rock.

Se dirige al armario para sacar algo de ropa, zapatillas y objetos de higiene personal, rápidamente cierra el par de maletas con tal de bañarse rápido antes que su rubio novio llegara, además de ello tiene ganas de llegar para poder descansar, cada vez que parpadea siente que continúa metida en el avión mientras éste gira lentamente derecha a izquierda o viceversa, lo cual era molesto, bastante molesto de hecho, bosteza con fuerza gracias al cansancio, se mete al baño para darse una relajante ducha de agua caliente... deja que la misma cayera a su rostro por largo rato, lavándose también el cabello, al salir de allí se enrolla su toalla alrededor de su cuerpo y una más por su cabeza, cuando acaba de vestirse, escucha que la puerta se abre, revelando a nuestro querido Christopher llegando con sus maletas, ella se le acerca a ayudarle, al parecer llegó solo ya que no había nadie acompañándole...

No es otra típica historia de tu vecino (Chris Martin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora