-11- Fiesta loca

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Lexa:

Anya organizaba las mejores fiestas.

Siempre lo había hecho y esta no sería la excepción.

Sin duda la mejor decoración de la fiesta era tener barriles de cerveza dentro y fuera de la casa. Locos universitarios, estaban hablando, bailando o sentados con una cerveza atada a la mano.

También la casa estaba llena y tenía unas bocinas instaladas en donde se reproducía música en altos decibeles, algunas luces llamativas que parpadeaban y se movían al ritmo de ella.

Me reí mientras cruzaban el umbral hacia la multitud. La música resonaba en las paredes y la multitud de universitarios llenó cada centímetro de espacio, se podría decir que no entraba otra alma más. En la habitación era casi imposible encontrar alguien ahí.

Todo esto fue organizado sin lugar a dudas por mi mejor amiga, algunos chicos de futbol americano junto a las porristas habían organizado el típico juego de beer pong y lo que parecía ser un lugar para que sucediera un lugar grande de apuestas y pérdidas de ropa.

Mire alrededor de la habitación y admire el esfuerzo que habían hecho. Todo parecía perfecto, la música hacía que el estado de ánimo fuera perfecto y, con suerte, si jugaba bien mis cartas, estaría teniendo la noche perfecta con la chica virgen. Así es con Ontari.

Me moví por la pista de baile hacia el bar, con la intención de tomar algo de alcohólico y me tope con Costia.

—¡Oh, hola LEXA!!!!— Gritó, tratando de hacerse escuchar por la música.

Simplemente realice un gesto de saludo y seguí avanzando pero Costia continuando bailando cerca mío, aunque en primer lugar no me había percatado de porque estaba muy feliz. Hasta que volvió a sujetarme de mis brazos y susurrar mi nombre, así que fue ahí cuando percibí su embriaguez.

Toda la multitud seguía bailando alrededor de nosotras. Mi vista se dirigió a su vestimenta de Costia, que les puedo decir tengo ojos y era inevitable no ver su top corto rosa neón y una minifalda corta color negra. Su cuerpo se balanceó delante de mi y noté su trasero sobre mi pelvis.

—¿Quieres tomar algo? —Preguntó, señalando el bar.

Solamente negué y tomé de la cintura a Costia que comenzaba a moverse e intenté detenerla. Pero ella seguía moviéndose y comenzó a rozar su anatomía con la mía. Se giro y me jalo para dirigirnos a la barra.

— Espera, mi a... Costia—me detuve y la tomé de la cintura para girarla.—¿Qué hay de ti? Estas borracha... ¿Cuánto has tomado?—pregunté, mirándola con preocupación.

— Nahhh... no te peocupes po mi...— asintió con la cabeza, inclinándose sobre mi cuerpo, sus ojos de Costia se posaron en mis labios y después se fue acercando hasta que estuvo a milímetros de besarme pero la detuve en el momento, sabía que si la dejaba, ella se iba arrepentir el día de mañana.

—¡Vamos, bailemos! —preferí decirle y salir de este momento incómodo. Tomando la mano de Costia nuevamente, nos perdimos entre la multitud y la música.

Se volvió menos sutil cuanto más bailábamos, sus manos se movían más y más cuando me acercaba a ella. Sin duda Costia no estaba avergonzada, sino alzando una mano la instaló dentro de mi camiseta.

— Ooh—fue la única expresión que salió de respuesta ante su movimiento.

— Eres sexy cuando no usas brasier—me guiñó un ojo.

La pasión y las tensiones eran altas, los cuerpos se movían uno contra la otra.

Costia tomó la iniciativa y me acercó, su mano se aventuró aún más para acariciar mi pecho derecho. Presionó fuerte y descuidada después sus besos se posaron en mi cuello, me retorcía en sus brazos.

El "fruto prohibido" ClexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora