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 Klaus jamás hubiera querido volver a New Orleans, no después de lo ocurrido, aún resonaban en su mente aquellos gritos y pedidos de ayuda cuando el bar empezó a arder, todas las noches lo revivia cómo si fuera un castigo de no poder salvar a su amada y Marcel, por eso cuando sintió qué tenía qué volver supo qué no era natural, él jamás quiso volver a donde había perdido a dos persona tan importantes para él. 

Las luces del cartel lo sacaron de sus tortuosos pensamientos, ni bien leyó el nombre se adentró y miro alrededor, un gesto de asombro se formó en su rostro al ver a su hijo frente a él de todas las cosas qué hubiera esperado encontrar aquí, eso fue lo último aunque secretamente era lo qué más anhelaba y si Marcel estaba aquí, eso significaba qué ella también y por primera vez en mucho tiempo sintió un poco de esperanza.

Ambos vampiros compartieron un abrazo luego de algunas palabras, eso llamó la atención a todos los aliados de Marcel y especialmente a cierta persona, el moreno hizo un gesto a uno de ellos para qué le avisará a Caroline qué no apareciera, sabía qué esto sería muy incómodo y doloroso para ella, pero incluso antes qué él hiciera eso la rubia ya lo había visto de cierta lejanía.

Marcel le invito un trago a su amigo mientras todo el ambiente volvia a la normalidad, Klaus se apoyo contra el barandal y miro alrededor de la ciudad cualquiera qué conociera al híbrido sabía qué tenía algo qué preguntar pero no se animaba.

—Ella está bien— Klaus miró a Marcel ni bien esa respuesta salió de sus labios. —Seguramente pronto te encuentres con ella y podrán hablar.—

—¿Sigue enojada conmigo?— Preguntó luego de un largo silencio.

—Sabes cómo es mi madre.— El moreno comentó con una sonrisa burlona, haciendo qué el híbrido también sonriera su carácter fue una de las cosas qué llamó su atención ni bien la conoció. —Tendrás qué tener paciencia.—

A Marcel le disgustaba la idea de qué Klaus pudiera acercarse a su querida madre, pero también sabia qué era una manera de averiguar qué es lo qué pensaba hacer mientras se mantuviera en New Orleans, mientras estuvieron en silencio el moreno nl apartó la mirada del híbrido cómo si tratará de leerlo cómo un libro, aunque la única persona qué lo hacía era Caroline.

Si había algo qué Caroline había aprendido a lo largo de sus años, es qué habia qué observar a tú enemigo antes de atacar para encontrar sus virtudes y debilidades, pero también sabia qué este enemigo no era cómo cualquier otro, se trataba de alguien especial, de alguien qué decía amar y a su vez la amaba.

Además también estaba ansiosa al ver la cercanía qué tenía con su hijo, Klaus era impredecible y sólo una palabra podria transformarlo de un aliado a tú enemigo, era por eso qué habia decidido vigilarlo.

"Hipocrita"

La rubia pensó al escuchar cómo preguntaba por ella, pudo ver qué su hijo la había visto e hizo lo posible para apartarlo del barandal pero él se resistió parecía sentir su presencia ya qué no dejaba de mirar en el lugar qué habia estado hace escasos minutos, cuando por fin Marcel lo logró, ella se alejó.

—¿Pudiste verlo?— Daphne preguntó cuando Caroline se acercó.

—Si— Se notaba qué estaba molesta. —Aún no puedo creer qué tenga el cinismo de aparecer después de lo sucedido.—

—Sabes qué puedes confiar en mi y siempre te ayudaré en todo lo qué necesites.—

La rubia asintio con la cabeza pero no dijo nada más, aún no estaba preparada para contarle aquello a su amiga.

—Lo se, Daph.— Caroline se acomodó el pelo hacia atrás. —Vamos a ver lo qué qhiere ese bastardo—

Ni bien termino de decir aquellas palabras, Daphne se enganchó del brazo de la rubia y ambos caminaron hacia el bar, Caroline sabía qué su hijo estaba planeando algo y pensaba ayudarlo hasta las últimas consecuencias.



A/N: ¿Qué les parece? ¿Les gustaría qué  siga escribiendo así o ponga el nombre del personaje? Espero qué les guste y me dejen su opinión.
                                         

An Original LoveWhere stories live. Discover now