10 de la noche

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Ardiente estaba la ciudad

las calles estaban hùmedas

el cielo no paraba de llorar

brotaban sus lágrimas a la gente

el reloj no cambiaba de lugar

se veían los largos horarios

juntaban sus miserias

se notaban las grietas de lastima

con mucha redención

con mucha desesperación

Los Rodriguez soltaban carcajadas de desprecio

mostrando sus más grandes riquezas

la mañana llegaría pronto

¡10 de la noche! ¡10 de la noche!

gritaban los ricachones

soltando sus dinerales

para la muchedumbre desesperada.

PoesíasWhere stories live. Discover now