Constelaciones dibujadas

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Mmm...

Pienso si debo acercarme.

¿Se habrá quedado ya dormido?

Me levanto asustado. Me pongo de puntitas y sin hacer ruido.

¿Cómo me protegerá si se ha quedado dormido al instante?

Suelto una risita al acercarme a su rostro y olerle. Huele bonito. Quiero acurrucarme a su lado. Quiero lamer sus mejillas.

Me sonrojo. Ni que fuera gato. Muy lejos estoy de ser un híbrido gato. Pero quiero serlo. Porque son simples y bonitos, abrazables y tiernos.

Ya frunzo el ceño. He pensado las cosas de más. Y a pesar de saber que el señor Min no es un gato, bien sé que él y yo somos de las especies más distintas. Para nada nos parecemos.

Camino por el departamento, el cual ha dejado de estar iluminado al momento en que el señor Min se ha quedado dormido. Supongo que parte de sus habilidades y conexión con el lugar, que se coordinan para satisfacerle.

Voy a la cocina. No soy alguien fisgón, pero sí curioso. Paso mis dedos sobre la superficie de mármol, hago como si mis dos dedos fueran unos piecillos y corrieran. Me resulta entretenido y controlo mi ansiedad. Tampoco es que fuera a atreverme a investigar si en aquel lugar tienen mis golosinas favoritas.

Regreso a la sala, él sigue dormido. Le he dejado descansar, ha pasado por tanto y me duele.

¿Por qué soy tan sensible a lo que el resto sienta?

Quiero llorar. Ya quiero llorar. No puedo dejar de ver en el señor Min todo su pasado. Las lágrimas me salen sin querer. Me siento una vez más en el suelo, veo aquel rostro apacible y gentil, me duele saber lo que sufrió, sufre y sufrirá.

Lentamente me acurrucó en la alfombra negra y acolchada que hay en la habitación. No le quitó la vista de encima, no dejo de llorar.

-¡Pero qué mierda!-

Una voz confundida a parte de la luz que entra por la ventana, me despierta. Un cuerpo sobre mí, un golpe en mi estómago. Y una voz adormilada. El señor Min.

-Buenos días-

Me tallo los ojitos sin importar nada más.

-¿Quién...?- me señala confundido

-¿Pudo descansar bien?- digo sin dejar mis glóbulos oculares

-¡Ah! Jimin...- dice ahora más calmado y con un tono suave -No deberías estar en el suelo, ven-

Me toma las manos y me levanta con él. Acomoda mi cabello rubio y quita la pelusa que hay en mi mejilla. Arrugo la nariz y paso mi puño por el lugar que ha sentido sus dedos cálidos.

-Pareces gatito- me dice

-No soy gato- gruño

-Lo sé, no tienes ese olor, pequeño-

-Oiga, no soy tan pequeño. Estoy de su tamaño... Casi... Además gracias a mi logró dormir-

Digo enojado.

-Eres pequeño y punto. Además hasta que no sepa lo que eres, eres pequeño. Además... No pareces ser muy grande. No percibo en ti un olor de adulto-

Me quedo pensando. Sí, es cierto, no he pasado eso que llaman "cambio".

-Pequeño, vamos a comer, ¿si?-

-No... Yo debo... Debo regresar...-

-¿Regresar?- me pregunta

-Sí...-

Azul Iridiscente // yoonminWhere stories live. Discover now