Capítulo 2

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Ya son las seis y veinticuatro minutos, ya debe estar por llegar. Como se me hace agua la boca por un cigarrillo, uno no más. Saqué de mi bolsillo mi caja de Marlboro rojo y tomé tan solo uno. - Señor , está prohibido fumar adentro, hay una terraza al fondo cerca al baño.- Que pena ya salgo, algún día lo dejaré. Al señor no le causó mucha gracia mi sarcasmo y siguió apuntando hacia el espacio de fumadores. Pero no es del todo mentira , en verdad tengo que acabar con este vicio mortal. Muchas noches lo lloro, y no logro entender como soy capaz de hacerle tanto daño a mis pobres y rasgados pulmones. Yo sufrí de asma cuando era pequeño, un asma bastante fuerte. Me solían dar unos ataques en los cuales me tenían que llevar de urgencia al hospital. Y mírenme ahora, mayor y más maduro supuestamente , con un cigarrillo en la boca y los pulmones tosiendo humo. Siento como mis pulmones lo reciben como un café por la mañana, como unas lágrimas antes de dormir. Fumé todo el cigarrillo absorbiendo cada partícula de nicotina dentro de mi cuerpo, hasta que ya solo quedó la colilla amarilla e inútil. Entré de vuelta a mi asiento y me quedé observando la puerta de entrada. Ahí está, más flaco que antes, pero rojo, saludable. - No lo puedo creer, Emilio Arango, cuánto tiempo mi hermano.- Ay Camilito, que bueno volverte a ver, y de nuevo lo siento mucho.Se abalanzó a darme un abrazo tan sincero que pude sentir por todo mi cuerpo la presencia de Jorge. Me hizo recordar el sueño que tuve la noche anterior.Me encontraba absolutamente solo caminando por unas calles destrozadas, en un pueblo vuelto miseria. Todo se veía tan gris, tan frío. Y a lo lejos reconocía tres caras , pero se veían muy borrosas, casi como pixeladas. Al acercarme más, pude notar que se trataba de Jorge, Camilo y Matilde; estaban los tres inmóviles, tristes, fríos. Al verlos así, me entró un sentimiento de terror con nostalgia, y me boté a abrazarlos; y al cabo de unos segundos, uno por uno se fue desvaneciendo hasta convertirse en ceniza que luego fue soplada por el viento. Yo quedé inmóvil, frío, solo.Si que teníamos bastante por contar, Camilo no para de hablar , de desahogarse conmigo de todo el dolor que lo ha estado consumiendo. En ocasiones me hace sentir como si yo fuera el culpable, como si yo fuera la causa de su muerte. Y yo sé que no lo hace con esa intención, pero supongo que el dolor me consume por dentro y yo mismo lo mal interpreto. Al balbucear su última palabra, se le nota el nudo en la garganta, las lágrimas comienzan a correr por su rostro. No puedo hacer más que pararme y darle un fuerte abrazo; con los ojos ya inundados le pregunto si lo vio por última vez en los días cercanos a su muerte. Y con una mirada afilada y el rostro tieso me responde con un miserable "no." Tras unas intensas horas de charla, Camilito termina el re encuentro parándose de la mesa , apretando fuertemente mi cabeza contra su barriga, y saliendo por la puerta mientras se seca unas últimas lágrimas de sus mejillas. Todo esto me trajo muchos recuerdos a la mente, recuerdos que me hunden en un mar de lágrimas. Y al quedar sólo en esa silla de madera, siento tantas cosas por dentro pero no sé cómo expresar ninguna. Al voltear levemente la cabeza hacia la mesa de al lado me quedo totalmente helado, hace unos segundos que llevaba escuchando unos susurros, pude haber jurado que estaba llena. Puede ser por toda mi angustia y estrés del momento, pero no me puedo mentir a mi mismo; esto me lleva sucediendo desde hace unos días, meses ya. No quiero pensar que me estoy volviendo loco, porque he luchado ya demasiado para mantener el poco peso que me mantiene sujetado al suelo, a la realidad. La verdad me da pánico, un susto inmenso, porque muy en el fondo sé que no voy muy bien de la cabeza, no voy muy bien. Son curiosos los cuadros colgados en este restaurante, al subir la mirada me encuentro con una pintura de un hombre desnudo devorándose a mordiscos a un bebé. Y aunque esto me debería brotar sentimientos de molestia, me causa lo opuesto. Es un sentimiento raro, difícil de explicar, como una ansiedad excitante. Y de seguro pensarán que soy un animal, una bestia, y puede que estén en lo correcto, o que simplemente todos estemos un poco atrofiados por dentro. Aparté la mirada del cuadro, y tomé otros pocos sorbos del cuncho de café solitario en mi pocillo. Como me encanta un buen café, que me suba el ánimo y me mantenga de pie. Desde hace ya unos cuantos años , no he vivido un solo día sin mis buenas tazas diarias. Voy a pagar con un billete de diez mil, así de una vez rompo el billete. Al acercarme al mostrador con mi billete danzando en frente mío, la señorita me mira con una cara de sorpresa y risa amable al mismo tiempo. Y al ver que en efecto le estoy entregando mi billete , ella me mira confundida y pregunta que que voy a querer llevar. Yo le respondí tiernamente con una mirada dulce que estaba pagando mi café, y ella volvió a sonreír y colocando la mano sobre el mostrador me dijo que yo ya había pagado por el café cuando estaba en la mesa. Me volvió el recuerdo de mi billete de cinco mil con el que había pagado. Le sonreí bobamente, le agradecí , y proseguí mi camino. Cómo era posible que hubiera olvidado algo que acababa de hacer hace solo unos minuticos antes? Ya hace varios años que no tengo una memoria sólida , pero nunca, nunca en la vida me había sucedido esto. Olvidar algo tan rápido, y cuando digo olvidarlo es que se me borró por completo de mi cabeza que había hecho eso. Si la señora no me lo recuerda, habría pagado con mi billete inocente , sin nunca saber que fui estafado. Como se pasa el tiempo de rápido, ya las nueve de la noche. Una hora linda si lo piensan, no es ni muy tarde como para dar el día por muerto, ni muy temprano como para tener las preocupaciones de los rayos del sol. Se los juro que caminaría hasta el hotel, a mi me encanta caminar; pero a quién quiero engañar, en esa tiendita de la esquina ya mi respiración estaría convertida en un suave silbido. Por suerte todavía transitan amarillos a esta hora, así que paré el primer taxi nocturno que pasó. -Buenas noches, a dónde nos dirigimos? - Buenas noches, al hotel De La Opera por favor. - El que queda en La Candelaria cerca a la Cámara de Comercio? - No estoy seguro, pero si ese debe ser.Enseguida me miró con una mueca en su rostro, se nota que estaba cansado; pero qué puedo hacer, nunca he sido muy bueno con las direcciones. El carro tiene un olor a tabaco con grasa, y en ese pobre radio se han apagado unos cuantos cigarros. No es la mata de la ternura, pero al menos tiene un buen gusto musical. Al empezar la siguiente canción pude notar como ese ceño fruncido se comienza a amansar. Lo que parece ser una media sonrisa empieza a brotar de su cara al subir el volumen de ese viejo radio. Reconozco esta canción, pero claro que sí. Living easy, living freeSeason ticket on a one-way rideAsking nothing, leave me beTaking everything in my strideDon't need reason, don't need rhymeAin't nothing I would rather doGoing down, party timeMy friends are gonna be there too ¨I'm on the highway to hell!¨ Pegué un alarido a todo pulmón, y voltee la mirada hacia mi izquierda, no pude hacer más que soltar una risa al ver su boca expandirse de oreja a oreja tratando de contener una carcajada. ¨ Que bien canta ¨ noté el sarcasmo risueño en su voz y me eché a reír de nuevo.

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⏰ Last updated: Aug 22, 2019 ⏰

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Jorge LudwigWhere stories live. Discover now