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Capítulo doce | Pastel de triple chocolate (Parte I)

Capítulo doce | Pastel de triple chocolate (Parte I)

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     Avan.

     —Me parece que he visto este paisaje antes —comenta Elliot divertido a mi costado; tiene una cerveza en la mano. Mark levanta la cabeza de su control de videojuego para mirar en dirección a mi pintura.

     —Es verdad.

     —¡Mark, concéntrate! —exclama Gus, golpeando su nuca—. Vamos a perder por tu culpa.

     Mark ríe y vuelve su cabeza al televisor, donde él, Alex y Gus están jugando como cuando eran niños. Eso me hace reír. Hay cosas para las que uno no crece.

     —Eso es porque esta es la tercera vez que pinto esta pieza.

     —¡Mierda! ¿Eso quiere decir que te has convertido en uno de esos pintores locos que se obsesionan con la misma obra y la pintan una y otra vez? —pregunta Elliot—... ¿Y por qué es tan pequeño?

     —Porque es un regalo para alguien especial —respondo, mezclando un tono azulado en mi paleta. Estoy usando un lienzo que al lado de los que suelo pintar luce diminuto.

     —¿Y ese alguien especial tiene nombre? —insiste él. Mi respuesta es girar mis ojos y reír.

     —¿De casualidad ese nombre concuerda también con la dueña de tu sonrisa? —Gael irrumpe en la habitación y se sienta junto a Elliot, sonriendo—. ¿Sabes? Estoy pensando en cierta chica baja de labios rosados, cabello brillante, grandes ojos grises y una boca que no duda en contraatacar cuando lo necesita.

     Eso parece ser suficiente para llamar la atención de todos. Joder, ¿por qué los mejores amigos tienen que ser unos asquerosos chismosos?

     —¿Te traes algo con la simpática amiga de Elena, eh? —Se ríe Mark—. Me agrada.

     —A mí igual —afirma Gus—; tiene carácter y es divertida.

     —Y muy hermosa —agrega Elliot.

     —Entonces... ¿Tu idea sobre conquistar a una mujer es hacerle una pintura? —Gael suena fastidiado.

     —No lo digas así, es un magnífico detalle. —El hecho de que eso venga de hombre casado y romántico Alex me hace sentir mejor.