Efi tiene tres condiciones: El amor no es para ella, del pasado no se habla y "rojo" significa peligro. Avan es el rojo del que debe huir.
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Desde pequeña Efi ha aprendido a esconderse, a no sentir de más y a guardar secretos. Sin embargo, tambié...
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Siento los labios de Avan moverse contra los míos y cierro mis ojos. Al principio claro que llegan a mi cerebro todas las alarmas que me dicen que no debería estar haciendo esto, pero las silencio y me concentro sólo en el momento. Lo admito: lo disfruto.
¿Por qué no iba a hacerlo?
Y por supuesto que le sigo el beso. No van a pensar que yo iba a rechazar semejante gesto viniendo de este hombre. Este hombre que me ha dicho que soy un arco iris lleno de vida.
Enredo mis dedos en su cabello rojizo como si tuviese la confianza para hacerlo y dejo que sus labios suaves me derritan. Ni siquiera puedo pensar en este momento, todo es tan... él.
Es tierno pero apasionado, me embriaga y enloquece; es suave, tranquilo, y al mismo tiempo arrollador. No voy a mentir, este no es como cualquier beso. Hay algo más que sólo la atracción física que pueda existir entre nosotros dos y me pregunto si eso se deba quizás a la conversación que tuvimos previo a esto, en la que ambos hemos mostrado lados de nosotros que no solemos compartir con el mundo. Es un beso cargado de muchas cosas, y eso... asusta.
Pero no lo suficiente como para querer detenerme.
De alguna forma u otra termino apoyada entre sus piernas, las manos de él van alrededor de mi cintura para pegarme más contra su cuerpo y las mías permanecen en su nuca. Su cabello es justo como imaginé que sería al tacto: suave y ligero, delicioso para pasar las manos por él. Su boca juega con la mía, y el instinto que estaba dormido y que él acaba de despertar en mí, hace que me dedique a mordisquear ese delicioso y carnoso labio inferior.
Parece disfrutarlo, incluso siento su sonrisa florecer bajo mis labios en medio del beso. Sus manos aprietan sólo un poco la piel de mi cintura para sentirme más cerca; su pecho se pega al mío y siento cómo sube y baja con cada respiración nuestra que se combina. Acaricio esa barba incipiente con mis dedos; raspa un poco, pero me encanta. Siento que el aire se hace denso y mi corazón late muy rápido.
No sé cuánto tiempo duramos así, pero para mí se siente como una eternidad antes de que finalmente nos separamos de forma desesperada para tomar aire. Él muerde mi labio justo antes de dejarme ir, y yo tengo que concentrarme mucho para no soltar un suspiro o algo peor.
No tengo por qué mentirme a mí misma. Sí, este hombre definitivamente me enciende. Mucho. Siento todo mi cuerpo caliente, mi respiración agitada y esta descontrolada necesidad de tomar agua que no ha hecho más que crecer en los últimos minutos.
