Q u i n c e『Especial』

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Helen.

Noto que casi no duermes, solamente por estar alerta con la ventana a cualquier movimiento, aún así no la has cerrado, quizás eso me da un poco de esperanza.

Gracias a la ayuda de Ben conseguí tu número, hace tres años atrás cuando me escribías aquellas notas lo veía... Raro. Al principio era molesto, no estaba para nada interesado en eso, pero creo que después adopté la costumbre de leer esas pequeñas notas en mi casillero, sentía que alguien finalmente se preocupaba por mí, le importaba a alguien, me hacían sentir especial.

Luego me descubrieron. Descubrieron que el chico tímido y callado Helen Otis no era nada más ni nada menos que un asqueroso y despreciable asesino. Tuve que huir, otra vez.

Creía que todo había acabado, que jamás volvería a recibir alguna otra carta, jamás volvería a saber más de aquella chica de cabello rojo encendido, esa pelirroja de ojos verdes con la cara llena de pecas, una obra de arte fuera de un Museo, pero entonces me dejaste cartas en la entrada del bosque, con el riesgo de que cualquier persona que fuera las agarraría, pero esa persona fui yo.

Tu persistencia al enviar las cartas encendió en mí el interés, aunque jamás las respondí, a excepción de una.

Después te fuiste, eso me dejó devastado, día y noche te busqué sin éxito, hasta que por fin te encontré, querida Emily.

—¿No te cansas de espiar a la pobre? —Murmuró con algo de burla mi amigo sentado junto a mí.

No respondí y seguí observándola, hasta que se quedó dormida. Suspiré y me acerqué a su ventana, sentándome en el alféizar y dejándole una carta en su mesita de noche, me quedé así un buen rato, observando lo serena y tranquila que se encontraba, cuando iba a irme que le di la espalda, un susurro me dejó helado en mi lugar.

—¿Helen?

La miré de reojo, ella estaba sentada en su cama con la respiración entrecortada, quizás del shock, sonreí un poco por debajo de la máscara y asentí leve, ella soltó un jadeo de sorpresa y emoción, sus ojos se cristalizaron, pero se quedó quieta en su lugar, sin saber qué hacer o decir.

Sus ojos admiraban directamente los míos, le hice una seña para que guardara silencio y no dijera que estoy aquí, me di la vuelta y salí por la ventana, yéndome.

«¿Así de claro querías que fuera, Emily?»

「New Message.」【2】Where stories live. Discover now