—Parece que es agradable, deberías traerlo algún día y...

—No es nada serio, papá —lo corto—. Solo es un amigo con el que paso el rato.

—Los amigos son cosa seria, ¿no lo crees?

—Supongo.

—Un amigo deber de estar para ti en las buenas, pero solo los verdaderos se quedan en las malas. —Hace una pausa—. Confiar en alguien es difícil, pero es la experiencia más bonita que existe. Imagina lo que es poder hablar con alguien y saber que no te juzgará y que estará para ti sin importar lo que pase.

—Sabes que no puedo creer en las personas. —Mi voz oscura, robótica.

Y me arrepiento de no filtrar mis pensamientos, él solo quiere ayudar.

—¿Cómo sabes que no puedes si nunca lo has intentado?

Aplano los labios y no digo nada. Nos quedamos callados un buen rato hasta que el frío llega y debemos volver a la casa.

Más tarde, me detengo frente al escritorio y observo los post-it, lucho con esa vocecita que se burla de mí y me dice que deje de pensar en tonterías. Sacudo la cabeza y dejo escapar un suspiro. Agarro un bolígrafo y escribo en las hojitas fosforescentes.

En el primero escribo: «tu cuerpo es perfecto para los abrazos».

En el segundo: «eres lo más bonito que he visto».

Al tercero le toca algo que pensé hace poco: «quizá puedas ser normal».

Observo los papelitos y los pego en la pared. Doy pasos hacia atrás hasta que el colchón se clava en la parte interna de mis rodillas, me siento en la cama sin despegar la mirada en el trío de cuadros de colores. Uno rosa, uno naranja y uno azul.

Saco mi celular y le doy vueltas, busco en WhatsApp su nombre. Está ahí, tiene una fotografía de él y su madre sonriendo. Son muy parecidos y tienen la misma sonrisa. Me arranco las partes secas de mis labios debido a la ansiedad, presiono su nombre y abre una ventana nueva para conversar.

¿Y ahora qué?

Mando lo primero que se me ocurre, el emoticono de una galleta.

Él responde casi de inmediato, como si hubiera estado esperando mi mensaje. Su respuesta es el emoticono de una cara babeando.

Le mando una carita sonrojada.

Él continúa el juego enviando un diablito morado sonriendo que me saca una risita.

Envío un besito.

Entonces en la parte de arriba dice que está escribiendo, mi corazón tamborilea.


Row caliente Willburn: ¿Cuándo te veré?

Giselle: Suenas un poco desesperado.

Row caliente Willburn: Responde la pregunta

Giselle: ¿El sábado? Saliendo de Bridgeton.

Row caliente Willburn: Falta mucho

Giselle: Solo unos días.

Row caliente Willburn: Lo sé, una eternidad

Giselle: Exagerado

Row caliente Willburn: No es exageración, es que quiero besarte todo el puto día.

Giselle: Yo también quiero besarte.

Row caliente Willburn: Si estuvieras aquí te comería la boca, muñequita. Quiero acariciarte, quiero sentir tu cuerpo sobre el mío, quiero estar dentro de ti.

Maldición Willburn © ✔️ (M #1)Where stories live. Discover now