~cαíժօ ժҽl cíҽlօ~ [TodoDeku]

Capitulo 1

Mi héroe 

Izuku estaba jodido, sabía que lo estaba. Ya había terminado su plazo de 1 mes para pagar el pequeño préstamo que le habían hecho.

Ahora que pensaba con claridad, debió hacerle caso a su mejor amiga y no aceptar dinero de personas que te citaban en bodegas ofreciendo dinero al instante a cambio de bajos "intereses".

Lo resumía de nuevo en su mente y solo pensaba en que tan tonto tenía que ser.

Justo ahora estaba dejando una zanja de tan solo ir de un lado a otro en su deplorable departamento, no había asistido a la universidad por miedo de encontrarse con los cobradores; que no eran más que grandulones de más de un metro ochenta.

Para el que media poco más de uno sesenta era demasiado.

Tenía miedo de salir y encontrarse con ellos, vivía en un pequeño complejo de departamentos de tan solo dos pisos en una zona bastante de temer; el estaba en el segundo piso hasta el fondo sin ninguna salida más.

Estaría acorralado sin duda alguna.

A pesar de toda angustia y problema el seguía siendo un simple mortal con necesidades.

Tenía hambre, y la nevera está más que vacía —dejó salir un suspiro—.

Aún con el dichoso préstamo el dinero no le fue suficiente para pagar la renta del departamento, la colegiatura y reabastecer su alacena y refrigerador.

Estaba en la ruina.

Después que su madre Inko Midoriya muriera, todas las cuentas habían pasado a el. El idiota que tuvo por padre se había ido hace muchos años, no supo de él ni quería hacerlo.

Esos fugaces pensamientos lo pusieron de un mal humor.
Aún era sensible con el tema, todo había pasado demasiado rápido.

—No tengo tiempo para deprimirme—pensó con un poco de fastidio y tristeza.

Debía dejar de pensar en ello, los malos recuerdos solo hacen daño.

Shoto Todoroki odiaba a su padre, realmente lo odiaba con todo su ser. Esa criatura vil y mentirosa, no tenía ni la menor compasión con algún ser vivo —Ni siquiera con su propia esposa o hijos—. Era el jefe de policía de la ciudad y eso no hcía más que llenarlo de más orgullo y soberbia.

Los tenía a todos donde los quería, todos siguiendo sus órdenes.

No podía decir que no hacía su trabajo, no llegó hasta donde estaba con dinero o influencias —Aunque ciertamente no le faltaban—. El estaba en ese puesto por ser eficiente en todo los casos que se podían presentar; tampoco era secreto que aveces sus métodos llegaban a ser extremos —Por no decir crueles y desalmados—. Nadie se atrevía a decir nada y en una ciudad tan pequeña realmente no había mucha gente que se quejará.