Amy, don't you go (Part 2)

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Los meses pasaron cambiando de estación, Amy nunca abandono mi cabeza ni un solo momento, habíamos entablado una amistad fuerte pero yo sentía cada vez más crecer ese amor a primera vista. Una mujer triste pero fuerte, trabajadora y llena de vida a pesar todo lo que le agobiaba constantemente.

- Amy, podemos ver una película el viernes si quieres.

- Rog, tengo una cita.

Mis venas se congelaron.

- y se puede saber con quien? - trate de no sonar tan demandante.
- es un misterio

No es momento de bromas Amy...

- está bien pero si se cancela avísame, podríamos salir.
- aun no entiendo como tu esposa no me odia, la vez que fui a cenar a tu casa parecía verme con ojos de asesina.
- no le pongas atención, en realidad a ella no le interesa lo que suceda.

Mi voz sin querer se entristeció, sus abrazos me reconfortaban, sentir su cuerpo contra el mío antes de que abordara el autobús, despidiéndose con un gesto.

Amy tenía una cita, así que era un galán, un tipo grande, de esos con lo que ella fantaseaba mucho, no le importaba a mi esposa ni tampoco a Amy, genial. Salí de la oficina el viernes temprano, mire mis valijas en la sala, estábamos haciendo limpieza de temporada.

- Hola
- Roger, por fin llegas, podrías llevar esto al albergue? Y por favor podrías sacar tu ropa que no uses?
- claro- dije sin ánimos.

En que momento me había convertido en la marioneta de una mujer que no parecía amarme? Solo... está ropa ni siquiera me gusta, absolutamente nada, esta vida... está vida no era mi vida, empaque todo, absolutamente todas mis pertenencias, en realidad no poseía mucho, para no incomodar a mi amada esposa, se que si me iba ella no se daría cuenta.

- estoy listo para ir al albergue, tienes algo más que necesites que deje ahí?

Como nuestro matrimonio por ejemplo.

- oh si, esas cajas de ahí, hay artículos de la cocina y ropa mia.
- vale, nos vemos.

Cerró la puerta en mi cara, en aquella maleta había jeans, camisetas y dos trajes con algunas camisas a juego.

- Hola Oras
- amigo que tal, lo de siempre?
- Si por favor.

De nuevo, un viernes, cerveza fría y mi soledad sólidamente acentuada en mayúsculas. La pantalla del celular se encendía constantemente, lo apagué. Era hora de regresar a donde sea que fuera, cuando la llave encajó en la cerradura de mi auto, unos dedos tocaron mi hombro.

- Hola Roger, sabría que estarías aquí, como estás?

Su cuerpo angelical ahora estaba frente a mis ojos, esboce una sonrisa triste.

- Que sucede? - llena de genuina preocupación.
- no es nada Amy, te llevo? Ya me iba.
- seguro no quieres beber algo en mi casa?
- estaría bien si es que deseas.

Las paredes de su departamento, conocía cada patrón, cada hueco como si fuera mi propio hogar, la taza de té caliente estaba sobre la mesa.

- te pasó algo hoy?
- bueno, he dejado a mi esposa, solo que ella no lo sabe o bueno, a estas alturas del partido debe saberlo.
- no me digas que ahora vas a empezar a vagar por todo el país en tu auto.

Ella soltó una carcajada, yo no.

- es enserio?
- si, porque debería ser una broma?

Sus labios encontraron los míos, las uñas sobre mi cuello, acariciaba mi melena rubia, me relajaba, caderas tratando de estimular mi miembro, sedientas de pasión, era algo que Amy y yo teníamos pendiente. Mis dedos no podían esperar más, subí su falda, tocando su trasero, apretando contra mi cuerpo como si quiera absórbelo. Movió su cuerpo para atrás dejando caer sus manos sobre mi cremallera, torpemente abriéndola sin despegarse de mi, masajeandome, masturbandome.

- Nena, espera...
- he esperado lo suficiente, no me pidas que espere más, dime que no es mentira.

Sus ojos se cristalizaron, porque quería llorar.

- Amy, te amo pero...
- siempre hay un pero - dejó rodar una lágrima.

Preferí no hablar y simplemente cargarla hacia la cama, quería hacerla mía ahí sobre el lienzo de color rosa pastel, ni un solo momento dejo de llorar, sollozaba sobre mi cuello, Cariño, que te hecho?

- Amy, te quiero cerca y para siempre, para de llorar amor.

- lo prometes?

Quien te hirió de esa manera?

- lo prometo.

Rompí sus botones, aquellas delicadas gotas de femineidad saltaron mostrándome sus pezones, su abdomen subía y bajaba, con los pies quitaba aquel incómodo pantalón que me cubría, perdí la maldita sobriedad cuando sentí sus paredes apretar mi miembro.

- Amy, dios, tan estrecha...

Me deje hechizar por su ojos, su boca abierta en forma de o y sus cuerdas vocales a toda capacidad.

- Roger, me voy a venir.

Aquel nudo en el estómago estaba presente en ambos.

- te tengo Amy, déjate venir.

Apretó fuerte mis manos, se enrojecieron pronto y gracias a que sus piernas me mantenían equilibrado, me vine dentro de ella.

- Amy, que tal tu cita?
- el dentista estuvo bien, Roger no quiero decir adiós de nuevo.
- nunca lo haremos cariño.
- lo prometes?

Bese su nariz.

- lo prometo.

You Shook Me (Roger Taylor/ Queen)Where stories live. Discover now