Adiós

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Las sillas de plástico frágil, las paredes blancas algo deterioradas, el olor a anestesia y el miedo en sus ojos.

Ni siquiera en el funeral de mi papá sentí el aire tan pesado, corría una sensación de angustia y es que quizás en unas horas las cosas cambiarían para siempre.

Julieta apretaba mi mano con fuerza como si de eso dependiera seguir de pie. Si me suelta se cae, estoy seguro.
Caminamos algunos metros dentro del hospital junto a su hermana mayor y su hermano, parece relajado incluso sonríe y bromea con la enfermera cuando le entrega la cofia y la bata. Su aspecto físico se encuentra cada vez más deteriorado a causa del cáncer que ataca sus células.
Sin embargo, no pierde la sonrisa al contrario de su hermana que hoy no puede sonreír.
Julieta solamente llora, derrama lágrimas como si sus ojos negros se convirtieran en ríos.
Ríos sin fauna, sin niños salpicando, sin vida.

-Julieta la puta madre, no me morí todavía- rodó los ojos- deja de mariconear.

-Perdón- responde entre sollozos.

-¡Basta dije! No se ni para que te traje boluda, me deprimis. Tendría que haber invitado a Tomás y Flor nomas- reclama y Julieta llora con más intensidad.

-Bueno bebé ya esta- dije acariciando su cabello.

-Aprende de Florencia, mira esa cara de que le chupa un huevo- ríe y su hermana mayor golpea su nuca.

-Deja de hacerte el gracioso que la pones peor- río Florencia mientras Julieta tenia su rostro hundido en mi pecho.

-Bueno Juli ya fue deja de llorar. O sino aprende de Tomás- expresó y sabia que soltaria algún chiste- Vos estas listo para enterrarme ¿no? Pero cuidado que desde el infierno también te voy a estar vigilando.

-¿Me vas a tirar de las patas?- reí y Julieta golpeo mi brazo.

-Sos una tonta, veni para acá- abrazó fuerte a su hermana y por primera vez logró calmarla- vas a inundar el hospital.

-¿Qué te gustaría comer despues de 12 horas de ayuno?- preguntó Florencia- digo cuando salgas del quirófano.

-Y como gustar, me gustaria un buen plato de fideos con tuco pero seguro termine comiendo gusanos bajo la tierra- bromeó y creo que Julieta casi se desmaya- y bue es casi lo mismo.

Pasamos algunos minutos entre sus chistes negros y risas.
Lucas se colocó la bata de cirugía dentro del baño, esas que dejan toda la parte trasera al descubierto y obviamente no pude evitar bromear respecto a ese detalle.

Llevaba poco tiempo conociendolo y aún así había logrado tomarle cariño, no podía negar que la situación era bastante desalentadora.
Lucas estaba listo para entrar al quirófano y quizás sería la última vez que lo veriamos con vida. Lo correcto era despedirse y así lo hicimos.

Ahora las lágrimas no sólo salían de los ojos de Julieta sino que también de sus dos hermanos. Se abrazaron, se besaron y dijeron cosas hermosas.

Sentí que quería pertenecer a esta hermosa familia para siempre.

Evitaron hablar de la horrible ausencia, que aunque nadie dijera nada sé que Julieta miraba constantemente a la puerta esperando la llegada de su padre.

Lucas me hizo prometer que cuidaria siempre de Julieta y lo hice sin dudarlo. Él sonrió y confesó que aunque al principio desconfiaba ahora estaba seguro de que dejaba a Julieta en buenas manos.

La silla de ruedas comenzó a desplazarse por los pasillos del hospital en dirección al quirófano. Nosotros caminabamos tras él en un silencio casi fúnebre.

Yo te ví en un tren (C.R.O - Cazzu)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu