Un niño de 7 años de cabello castaño se giró en una dirección como reflejo, pero no había nada. Se sentía extrañamente observado, pero no sabía de donde, así que persistía una incomodidad en su cuerpo.


Hizo un puchero y luego se sacudió el cabello. Ahora iba a ese nuevo colegio y no había logrado aún hacer amigos. Solo era su segundo día le decía su papá, pero es que se aburría mucho si estaba solo, así que quería hacer pronto amigos, pero ¿Cómo? Vio como en el patio el resto de sus compañeros reían y corrían, ajenos a él que estaba en una banca a solo unos metros.


Frunció sus cejas y se puso de pie, pensando que no le importaban esos niños tan poco simpáticos. No eran los únicos en el colegio, así que buscaría en otro lado, pero al ver un agradable lugar en la base de un árbol, sonaba más tentadora la idea de relajarse en ese lugar que buscar alguien con quien jugar en los recesos.


Antes de tomar asiento volvió a dar un vistazo al lugar que le hacía sentir observado, pero solo veía las blancas nubes del cielo. Se encogió de hombros y se acomodó en la base del árbol, sacando un paquete de galletas para disfrutarlas junto al tranquilo paisaje.


Pestañeo confuso al ver hojas caer, escuchar un crujido de ramas y de repente ver a alguien caer a un lado suyo.


¿En dónde quedo su tranquilo paisaje?


Preocupado se le acercó para ver si era necesario llamar a un profesor o no - ¿Estas bien? – Pregunto con duda mientras le ofrecía su mano para que se pusiera de pie al niño que recordaba que era de su mismo salón.


El pelinegro al caer no apoyo bien las piernas y cayo de costado sobre su hombro, así que tras apoyar su espalda bien contra el pasto, al fin miro al dueño de esa agradable voz. Al verlo, no supo que fue, si su vergüenza por ser descubierto, el sentimiento de seguridad al ya estar contra el suelo o que el niño nuevo al que no sabía cómo hablarle estaba ahí mismo; el tema es que le dio un ataque de risa, no pudiendo abrir sus ojos y teniendo que sujetar su estómago con fuerza.


- ¿Qué? ¿Por qué te ríes? ¿Te golpeaste la cabeza? – Intento mantenerse serio para ayudarlo, pero termino siendo contagiado por esa animada risa – Párate o alguien puede darse cuenta – Dijo entre risas, causándole intriga ese niño que parecía sonreír también con sus ojos.


- Pero el pasto está bien y te ves bonito desde aquí abajo, Yoon – Dijo con una felina sonrisa mientras se estiraba perezosamente en su lugar. El de piel más clara pestañeo rápidamente, sorprendido de escuchar un ¿Halago? por parte de otro niño. No le molestaba, tan solo no estaba acostumbrado.


- Si quieres quedarte ahí, está bien. ¿No te duele nada? – Sentía algo de vergüenza así que volvió a su lugar en la base del árbol que estaba a solo un par de metros del niño que hace unos minutos estaba escalando. Estaba buscando un amigo y uno pareció caerle desde el árbol, así que no desaprovecharía esa oportunidad.


- No, solo estoy cansado porque llevaba ahí arriba mucho tiempo, aunque creo que me pegue en el codo – Murmuro lo último mientras se llevaba la mano a esa zona, solo notándola más áspera. El castaño miro su paquete de galletas y luego al otro niño.

¿Puedes jugar conmigo? (JIHAN)Where stories live. Discover now