Levanto el mentón para admirar la acalorada expresión del humano – Eres hermoso, Joshua Hong – Susurro con deseo, bajando su mirada por su cuerpo hasta que miro lo que estaba frente suyo, notando lo tenso que estaban los pantalones por la erección que presionaba en su interior. Se relamió los labios.


Bajo la bragueta y engancho sus dedos en el borde de los pantalones para bajarlos. Se acercó para dejar un beso sobre la tela del bóxer que parecía irradiar calor, estremeciendo a Joshua. Se puso de pie con una coqueta sonrisa.


- Termina de quitarte la ropa – Ordeno mientras se arremangaba las mangas de su camisa gris.


Se quitó el cinturón y se bajó el cierre del pantalón, tomando asiento en la orilla de la cama con las piernas abiertas. A Joshua se le hizo agua la boca el verlo lucir tan elegante con sus ropas oscuras, metiendo su mano en su pantalón para sacar su miembro, el cual empezó a masturbar mientras tenía sus ojos fijos en el menor, como un depredador.


La mano se detuvo aun sosteniéndola, moviéndola un poco de un lado a otro - ¿Te gusta lo que ves? Pero no podrás probarlo si no te quitas la ropa – Dijo con cierta burla. Avergonzado el menor asintió, evitando esos ojos que parecían reírse por como perdió la concentración al verlo lucir tan jodidamente caliente.


Cuando se quitó desde sus zapatillas hasta la ropa interior, se llenó de más seguridad al ver de reojo como el demonio seguía masturbándose al verlo desnudarse, con sus ojos reflejando lujuria pura. No cualquiera podía provocar eso en un ser tan antiguo.


Se acercó con la frente en alto, orgulloso de su cuerpo, reluciendo sin vergüenza su erección. Jeonghan dejo lo que hacía para tomarlo por la cadera para acercarlo tanto al punto de obligarlo a sentarse sobre sus piernas. Sus manos acariciaron con una lentitud tortuosa sus muslos.


- Eres tan perfecto que no entiendo como nadie te había tomado antes – No alcanzo ni a sentir vergüenza al ser descubierta su inexperiencia, pues esos pequeños y rosados labios tomaron con ansiedad los suyos, lamiéndolos con necesidad y hambre. Callo un jadeo sobre estos al sentir esa traviesa mano ahora acariciar su erección, moviéndola de forma que se rozaba con la de Jeonghan.


Hundió sus dedos en los rubios y suaves cabellos, pegando su mejilla a estos cuando los labios del demonio ahora tomaron camino a su oreja que no sabía que era tan jodidamente sensible. Los húmedos besos al lado de esta le daban escalofríos por toda su columna.


Sintió una lamida en esta que le arranco un jadeo, pero hubo algo que lo llevo al límite – Shua... - Gruño con una voz profunda y cargada de deseo a un costado de la oreja del menor, quien tembló un pequeño instante hasta correrse en la mano de Jeonghan, la que nunca había dejado de tocarlo.


Respiro agitadamente contra el cabello del demonio, en donde al pasar la nube de excitación que lo cegaba, se percató de que se corrió antes de llegar si quiera a sentir a quien deseaba en su interior. Con vergüenza se abrazó del cuello del mayor para esconder su cara. Jeonghan beso el hombro del humano, esperando a que se separara un poco para seguir, pero no lo hacía, tan solo se abrazaba con más fuerza.


- ¿Josh? ¿Acaso ya no quieres? – El americano negó en un movimiento de cabeza - ¿Entonces? ¿Acaso estas avergonzado? No te preocupes, conmigo hasta los más experimentados llegan a correrse con solo tocarlos un poco. Eres tan adorable, pero relájate y recuerda mis palabras, porque cuando acabemos esto, realmente lo de allá arriba será aburrido – Susurro mientras acariciaba con suavidad la espalda del humano, quien refunfuño.

¿Puedes jugar conmigo? (JIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora