capítulo 01

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No quiero morir.

No puedo morir.

      Sólo en eso podía pensar mientras arrastraba mis pies hacia adelante. Con cada paso, el sonido de la nieve crujiendo bajo mis pies llegaba a mis oídos.

      Me pregunto cuán lejos he caminado. Todo lo que puedo ver a mi alrededor es un bosque de árboles puntiagudos en un mundo blanco plateado.
No podía decir qué tan lejos quedaba esa «ciudad vecina» que había mencionado Cora-san.

      Maldición. Mis extremidades comienzan a perder sensibilidad.
No me sorprende, he estado caminando por tres días sin comida. Si no hago algo, el frío y el hambre me mataran antes que la enfermedad del plomo ámbar tenga la oportunidad de hacerlo .

      Estoy tan cansado, mi cuerpo se siente tan pesado. Pensamientos de sólo colapsar en la nieve y obtener algo de alivio, empiezan a rondar por mi mente.

¡No!

      Si muero, no puedo pagar mis deudas. Cora-san renunció a todo, me arrastró a todas partes
para curar mi enfermedad y resultó en su muerte. Sería una desgracia para él sí yo muriera

      Tomo el bisturí de la pequeña bolsa que cuelga en mi cintura y...

      —...Aaagh!

     Clavo el bisturí en mi brazo izquierdo.

Ahí... eso debería mantenerme despierto.

     Luego de vendar la herida con gasa, continuo caminando un poco más.
      No soy rival para jabalíes y lobos en este estado; pero no tengo tiempo para pensar en esas cosas

Tengo que...llegar...a ese lugar.

      El lugar en el que Cora-san prometió que nos encontraríamos.

     Finalmente aparece en mi campo de visión, justo cuando mi mente se volvía borrosa

      Luces... No hay equivocación son las luces de una ciudad.

Estoy salvado, ¡Me pueden ayudar!

      Esas palabras aliviaron la pesadez de mi cuerpo y fue más fácil caminar. Si tan sólo llegara al pueblo, podría comer algo de sopa caliente quizás y dormir arropado en una manta suave.

      Me pongo a correr y rápidamente alcanzo las casas de ladrillos de la ciudad. Un signo en la entrada proclama que se llama «Pleasure Town», en letras grandes
      Me pregunto si ésta es la ciudad vecina. En cualquier caso, hay muchas personas caminando que no noté desde lejos. Con este lugar bastará.
Si sólamente llamo a alguien, me ofrecerá un lugar cálido para quedarme.

      Me apresuro a acercarme y empiezo a llamar a quien sea...

      Pero me detuve.

      Espero ansioso en la entrada, de pronto recordando todo lo que me ha pasado. Aparecen los recuerdos de como fui tratado por las personas debido al síndrome del plomo ámbar.

      Recuerdos de ser odiado por todos, evitado y herido. El pasado que no quería recordar vino de vuelta inundandome.
      Recuerdos de mi hogar en Flevance: la «ciudad blanca» en cuarentena porque todos pensaban que el ámbar plomo era una enfermedad contagiosa; recuerdos de como el gobierno nos ignoró y una guerra que se desató; una guerra que mató a mi padre mi hermana, mi madre y a todos los miembros de la iglesia.
      Recuerdos de cómo me escondí entre los cadáveres y escapé de la ciudad.
      Y recuerdos de que fuí tratado como basura en cada hospital al que Cora-san me llevaba intentando curarme.

Oᥒᥱᕈɩᥱᥴᥱ ᥒoʋᥱꙆ: 𝗟𝗔𝗪 • [vol.1] (R)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant