Deberías estar más al pendiente de tu hermano.

—No creo que debas ser tú quien me diga eso —el tono de molestia se notaba en su voz. Jihoon lo había casi obligado, por no decir que lo había obligado, a llamar a su madre. Ella por razones de trabajo nunca está con ellos.

Niño, no me hables con ese tono —respondió con molestia la voz delicada de la mujer.

—Te recuerdo que ya estoy por cumplir 21 y no soy un niño.

Gracias Haruto, no recordaba que tenías 20 —Haruto no toleraba llamar a esa mujer porque se la pasaban peleando y cuando ella usaba su sarcasmo le causaba conflicto debido a que esa mujer.

—Vaya, sabes al menos cuántos años tengo. Te felicito mujer —palmeo su pierna simulando unos aplausos—. ¿Cuando es mi cumpleaños?

5 de abril

—¿Y el de Junghwan?

18 de febrero, yo lo parí. ¿Como no sabré?

—No espero nada de ti como sea.

¿Algo más que quieras que te recuerde?

—Nada mujer, nada —torció los ojos mientras pensaba en lo que recién dijo su madre—. Hey, no es como si olvidara mi cumpleaños.

No me faltes al respeto Watanabe Haruto —ella sabía que a Haru le molestaba eso, pero igual lo hacía. 

—Ew, no me digas así. Me recuerda al bastardo de...

Bastardo y todo lo que quieras, pero yo amé a ese hombre así que cállate.

—¿Cuando piensas venir?

Cuando termine mi junta, ya no molestes niño.

—¿Molestar? Estamos hablando de tu hijo.

El cual está bajo tu cuidado. Sabía que estaba mejor en Japón.

—Mejor ni vengas, contigo nunca se puede nada. Adios —colgo antes de que pudiera responder, siempre terminaban mal las llamadas por eso decidió dejar de hacerlo. Sabia que terminaria enojado, pero Jihoon en verdad había insistido demasiado con avisarle a su madre lo que había pasado.

Guardó su teléfono y camino hacia la cafetería para comprar algo de comer para su mejor amigo, aunque lo hacía con esperanzas de algo más.

—¿Qué vas a llevar? —la señora de la cafetería habló con un tono amable, en su cabeza tenía una redecilla para recoger su ya notable cabello canoso. Haruto señaló hacia las frutas y la señora tomó una charola—. ¿Piña con fresas está bien?

—Sí, gracias —tomó la charola para ir a pagarla. Una vez pagada sacó su teléfono para llamar a Jihoon y avisarle que viniera a comer. 

Hey —contestó.

—Ven a comer hyung —caminaba hacia una mesa para sentarse.

¿Dónde estás? 

—¿Como que donde estoy? —habló sarcásticamente—. Ven ya.

Que humor —inmediatamente colgó el teléfono. 


Se puso a pensar en la llamada con su madre, esa mujer lo sacaba de quicio, no creía cómo es que ella podía tomarle más importancia al trabajo que a su hijo hospitalizado. También pensaba en qué momento acepto que Junghwan se fuera a vivir con él, viajando solo de Fukuoka a Busan. 

Tal vez aceptó por el afecto y cariño que le tenía al menor...pero sentía que todo era su culpa, si no hubiese sido tan descuidado, si hubiera estado más al pendiente, tal vez no hubiera pasado esto. No podía cuidarse ni a él mismo, su responsabilidad era demasiado grande, se sentía como un niño cuidando a otro niño y eso lo desanimaba un poco. Sus pensamientos fueron interrumpidos con un Jihoon dándole un golpe en el hombro porque este no respondía a su voz.

—Te estoy hablando Haruto —llamó haciendo que volteara a verlo.

—¿Eh?

—¿En que tanto piensas que me ignoras? —se sentó a su lado tomando su celular. Haruto solo decidió ignorarlo.

—Fruta es lo único que pude comprar —abre la charola y saca un tenedor para su amigo.

—No entiendo porque quieres que coma fruta tan seguido, lo único que haces es mantenerme a dieta —se rió tomando algo de fruta con el tenedor—. La próxima compro yo la comida. No te sorprendas si es ramen lo que compre.

—¿Qué hay de tu familia? —ignoró nuevamente al mayor.

—Nada nuevo, ya sabes —habló con la boca llena—. Mis padres peleando por algo insignificante y luego reconciliándose. La rutina de siempre.

—Ya veo.

—¿Qué dijo la señora S? 

—Que después de la junta viene y que Junghwan estaría mejor en Japón, su discurso para hacerme sentir mal —elevó lo hombros mirando a la nada. Jihoon solo asintió—. Me saca de quicio.

—Lo sé, esa mujer saca de quicio a todos —seguía hablando con la boca llena ignorando la cara de disgusto de Haruto al verlo hacer eso—. Nunca terminaré de entender a la señora S.

—Deja de decirle señora S, es raro.

—Se me hace más raro decir Tu madre que decir Señora S —sonreía mientras hablaba—. Así que señora S se queda.

—Contigo no se puede, hyung —empezaron a reír llamando la atención de algunas personas que finalmente notaron haciendo que ambos chicos rieran más bajo. 

Corazón Nuevo [HaJeongwoo]Where stories live. Discover now