"Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón."
Oseas 2:14
Otra versión de este mismo versículo dice que Dios nos llevará al desierto y nos volverá a enamorar.
Cuantas veces nos encontramos rodeados de personas, pero aún así, nos sentimos en completa soledad. Esto se debe a que en las actividades que realizamos en el día a día rodeados de personas, muchas veces perdemos de vista a Dios y lo que más quiere un Padre poder tener una comunión con sus hijos.
Por eso muchas veces, a causa de nuestro alejamiento de Él, nos lleva al desierto, no físicamente sino emocionalmente y espiritualmente. Justamente en el desierto por el hecho de que no hay absolutamente nada que nos pueda distrae y hay una mejor visibilidad del panorama, y es ahí en donde podemos ver mejor a Dios.
Dios quiere una relación real contigo y conmigo, el cual esté incluido en nuestro diario caminar. En nuestra rutina, desde el comienzo hasta el fin del día. No una relación en donde solo nos vemos 2 horas el domingo.
Debemos comenzar (y primeramente yo) a depender de nuestro Dios, y debemos saber que si estamos pasando por el desierto, es porque nuestro Dios está buscando algo de nosotros, es porque algo quiere hacer con nosotros.
Cuando pasamos por momentos de soledad debemos saber qué se trata de un trato de Dios para nuestras vidas, en donde hay un para que y un propósito.
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados."
Romanos 8:28
Dios te bendiga.
