«Capítulo Uno»

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Me duele haber corrido para no llegar, ahora sé que el camino es la meta también.

(Beret - Ojalá)

~°°°~

Narradora

Era mañana de verano en aquel día. La temporada de lluvias empezaba. El viento soplaba con fuerza, haciendo de la mañana fría.

Una niña de ojos oscuros y cabello largo esperaba la señal abrir para cruzar la calle. Lamentaba no haber traído un paraguas, pero, de cierto modo, fue lo mejor. Así nadie se daría cuenta que lloraba y sus lágrimas pasarían desapercibidas mientras se mezclaban con las gotas de lluvia.

Sus padres habían muerto en un accidente automovilístico. Sus abuelos la despreciaban, la consideraban una basura, fruto de un amor que no debería haber existido.

Sin amigos y familiares, ChiChi se sentía sola. Su vida ya no hacía más sentido.

Sus ojos se encontraban hinchados por el llanto. Ya no había más espacio para la esperanza en su infantil y maltratado corazón. Ya estaba cansada de intentar encontrar el lado bueno de su situación. Ya había entendido que este, simplemente, no existía.

Ahogada en tristeza, cansada de la vida, alzó su vista al cielo y habló:

—Dios, si hay alguna razón por la que deba seguir en este mundo... Si hay alguna razón para que no saque mi vida ahora... Entonces, por favor... —cerró los ojos y apretó con sus manos las correas de su mochila. —Envié algo o alguién que evite mi muerte. —susurró en el aire.

Sabía que no obtendría respuesta. Que nada ni nadie la salvaría, que Dios no haría nada para impedirla de suicidarse. Había entendido hace tiempo que no era importante. El mundo no sería mejor si muriera, porque, simplemente, no cambiaría. Su presencia no hacía diferencia. Las únicas personas que se importaban con ella estaban muertas.

Pero luego las volvería a encontrar.

El semáforo se encontraba en verde. El camionero distraído mirando su celular. Estaba cercada de personas a su alrededor, pero todas indiferentes a la realidad, pérdidas en su propio mundo. Era increíble. Diferente de la vida, la muerte siempre facilitaba las cosas. Después de algunos pasos, ya se encontraba en medio de la calle. Tenía una sonrisa boba en los labios, ansiaba tanto encontrar sus padres. Nunca pensó que se encontraría feliz minutos antes de morir, pero las cosas nunca son como uno planea.



Y así fue.

Todo había terminado.

Todo el sufrimiento, todo el dolor, todos los insultos, absolutamente, todo...

Pero entonces...

¿Por qué seguía respirando?

¿Por qué sentía que seguía viva?

Y por qué...

¿Sentía algo o alguien sobre ella?



—¿Estás bien? —preguntó el niño de cabellos rubios y ojos verdes.

—S-sí... —contestó en su susurro, atónita.

«¿Qué sucedió?»

Hacía apenas algunos segundos se encontraba en medio de la calle esperando que todo de acabara. Y ahora estaba ahí, viva.

Filofobia ||GoChi||Where stories live. Discover now