Capítulo 35

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Lo primero que vieron mis ojos después de que Ben se fuera de la mansión fue como Jean animaba a Andrew a salir de su escondite. Su mano estaba sangrando terriblemente, y a como pude juzgar tenía una cortada bastante profunda en ella. Corrí de inmediato hacia él para auxiliarlo.

—¿Qué te pasó? —pregunté finalmente.

Jean lo tomaba del brazo mientras lo guíaba cuidadosamente hacia dentro de la residencia. Podía notarse el amor que le tenía a su hermano mayor.

—Estoy bien —masculló Andy. Observé su herida de cerca y no me equivocaba, la herida era bastante profunda y cubría casi la totalidad de la palma de su mano, por lo que no dejaba de sangrar.

Ya dentro de la residencia, se sentó en el sofá y Jean colocó un trapo sobre la herida para intentar detener la hemorragia.

—Esto necesita puntadas —dije al tomar la mano de Andrew y volver a ver la seriedad de la herida—. Llama al médico, ¿quieres Jean?

—Ahora lo llamo —respondió el pequeño asistiendo y salió corriendo a por el teléfono fijo de la mansión.

Mientras tanto, Andrew permanecía serio en el sofá. Ni siquiera me había mirado a los ojos desde que Ben se había ido. Me senté junto a él y con el trapo que Jean había traído comencé a limpiar cuidadosamente la sangre al rededor de la herida.

—No me explico como te hiciste semejante cosa —susurré intentando no mirar directamente el corte en su mano ya que era bastante difícil de mirar su carne al descubierto.

—Escuché algo que no quería escuchar —habló esta vez él—. Me sorprendí y choqué con el jarrón de decoración del jardín, al estrellarse me corté.

Tragué saliva ante su comentario.

—Lamento tanto que lo hayas escuchado. No se suponía que sería de esta manera. Bueno... A decir verdad, ni siquiera se supone que estarías vivo. Aún me cuestiono si estoy soñando.

Lo escuché bufar con fuerza y con su mano no dañada levantó ni mentón obligándome a mirarlo a los ojos. Intenté evadir su mirada, no porque no quisiera hacer contacto visual con él, sino porque desde que apareció en mi vida de nuevo me moría de ganas por besarlo y no podría contenerme más.

—Mírame, Hailey —demandó en un tono serio y entonces me encontré con sus ojos color esmeralda buscando los míos. Me derretí ante tal escena, sin embargo, prosiguió— ¿Tienes algo con Ben?

Estaba tan perdida en sus hermosos ojos que ni siquiera había prestado atención a la pregunta que me había hecho. Después de varios segundos observando su belleza, sacudí la cabeza para salir de mi trance y responder a lo que creí haber escuchado.

—¿Dijiste «algo con Ben» ? No, no, Andy no.

Me miró incrédulo y abrió la boca para hacer otra pregunta.

—¿Y por qué dice estar enamorado de ti?

Al escuchar su pregunta dirigí mi mirada hacia el suelo intentando ocultar mi tristeza. Era algo que ni siquiera yo terminaba de entender, ¿cómo se lo explicaría a él? Ben se había alejado de mí por mucho tiempo y casi no habíamos tenido tiempo de hablar. Muy probablemente las dudas que Andy tenía, eran las mismas que yo.

—Fueron casi tres años, Andrew. Han pasado muchas cosas y sólo puedo decirte que todo se fue al carajo desde que desapareciste. Todos te necesitábamos. Sé que también fuiste engañado, así que no es culpa de nadie.

Él cerró los ojos y tomó varias respiraciones para intentar mantener la calma, pero creo que no estaba funcionando ya que su mandíbula se tensaba cada segundo más.

—Te mintieron a ti, a Jordan, a Ben —dijo terminando de deducir—. ¿A quién más le dijeron que había muerto?

Sabía que la respuesta que estaba apunto de salir de mi boca solamente lo haría sentir peor, sin embargo, no podía mentirle. Tarde o temprano se enteraría de la gran mentira en la que vivimos durante años y que mejor que lo supiera por mí. Era realmente difícil para mí pronunciar esas palabras, y mas sabiendo que destruirían su corazón.

—Todo el mundo —tartamudeé de los nervios —. Estás muerto para todo el mundo.

Tal como si le hubiesen inyectado una descarga de energía a Andrew, se levantó del sofá totalmente furioso y corrió a buscar a Jean.

Oh no. Ya que no había podido desquitar toda su furia con George, tal vez lo haría con su hermano menor. A pesar de que Jean era cómplice de su padre, sabía dentro de mí que no había sido por decisión propia. Era un buen chico y si mintió de la manera en la que lo hizo fue por amor —o tal vez miedo— a su padre. Por lo mismo, no podía permitir que Andrew le hiciera daño.

—Tú... ¿Lo sabías, enano? —cuestionó con los ojos llorosos y la voz cortada al haber encontrado a Jean en la cocina.

—No entiendo de qué me hablas, Andy.

Desde que conocí a la familia Stone había sido testigo del amor que había entre Andrew y Jean. Según había escuchado, siempre fueron cercanos y Jean creció admirando a su hermano mayor. Algo me decía que su hermosa relación de hermanos podía terminar pronto.

—¡Mi jodida muerte! —gritó Andrew entre sollozos. Así es, sus hermosos ojos verdes ya eran un mar de llanto—. Ibas a visitarme cada semana con papá y cada que te preguntaba por Hailey o mis amigos me decías que ellos no querían saber nada de mí. ¡Creí que eras mi aliado en todo!

Jean se encontraba petrificado ante el reclamo de su hermano y no era para menos, yo estaba igual. No podía ni imaginar por todo lo que había pasado Andy durante el tiempo que estuvo encerrado en prisión. No hubo más que engaños y mentiras para ambos.

No podía dejar de pensar en que el mundo entero se volvería loco en cuanto Andrew saliera al público.

¿Había alguna manera de arreglar todo esto?

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