Extra | Regina y Tyler

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Pasé toda la tarde maquillándome, escogiendo mi ropa, peinándome... Quería lucir perfecta. Luego bailé, de verdad pensé que se acercaría. Aunque me dolió que le importara un carajo mi esfuerzo —porque todos saben en este lugar que siento cosas por él—, su rechazo en la sala me lastimó más. No soy una niña, pero al parecer él no puede verlo.

Lloré en el baño del bar, nadie se dio cuenta. Y tengo ganas de llorar ahora. Pero no lo haré, no frente a él, no cuando está tan cerca y puedo sentir que su aroma embriaga mis sentidos.

No tiene la culpa, siempre me ha dejado claras las cosas, soy yo la que se confunde. Pero hoy... Tal vez tenga que entenderlo. Después de que dejé la pista me siguió, tiene la costumbre de cuidarme como si fuera una jodida bebé que va a meterse en problemas, ni siquiera Kealsey se comporta así. Me detuvo cuando iba a beber, intenté una última vez porque no podía solo rendirme, así que me acerqué y abracé su cuello. Creí que iba a besarme, pensé que su pecho se agitó porque quería tocarme, pero él dijo:

—Estoy harto, Regina, no te soporto.

—¿En serio no me soportas? ¿Entonces por qué no puedes dejar de mirar mi boca?

Respiró hondo y su aliento se estampó en mi cara, quise creer que se estaba conteniendo. Sin embargo, dijo algo muchísimo peor.

—No me interesas de esa forma, entiéndelo. —Hizo una pausa—. Voy a salir con Juliet.

Fue un golpe, di un paso atrás. Me dolió tanto que se me olvidó respirar.

¿De todas las chicas le tenía que gustar ella?

Una vez, intenté olvidarlo, conocí a un chico y era muy agradable, salimos varias veces, me pidió que fuera su novia. Cuando me besaba me olvidaba de todo, incluso de Tyler, era como una medicina, un respiro. Entonces Willburn rechazó a Juliet, yo fui al baño ese día en el bar, cuando regresé ella le estaba comiendo la boca a mi novio. Juliet es egoísta, creí que era mi amiga, ni siquiera se disculpó.

No estoy molesta ni decepcionada con Ty, al menos no con él, pero tengo mucha vergüenza por haberme acercado tanto. No puedo verlo a los ojos ni dirigirle la palabra.

Salgo de mis pensamientos cuando escucho sus pasos, mi corazón late más rápido cuando se aproxima, distingo sus pies descalzos desde debajo de mis pestañas.

Cuando estamos solos se comporta como el mejor de los amigos, a veces charla conmigo sobre la motocicleta que tiene en el taller y que compró con su sueldo, o me cuenta lo que hace en su trabajo. Es mesero en un restaurante, le gusta esconderse en la cocina y aprender lo que hace el chef, quien además deja que se involucre de vez en cuando. Me habla de texturas, de sabores y cocciones, de postres, aunque odia hacer pasteles. Yo escucho cada palabra porque sé que no habla así con todos, es un regalo para mí que hable de nada y todo a la vez, me hace sentir especial, como si en un mundo subalterno pudiera fijarse en mí. No obstante, luego se comporta como un patán y yo tengo ganas de correr para nunca regresar. Sé que algún día me largaré, no sé cuánto pueda soportar.

Se recarga en la encimera, junto a mí. Demasiado cerca, y me está observando, puedo sentir sus pupilas clavadas en mi cara.

—Regy —susurra—. Lo lamento.

Quiero gritarle que se vaya y, al mismo tiempo, quiero jalarlo para que se quede conmigo.

—No te enojes conmigo.

No le contesto.

Maldito Tyler Anderson. Con ese metro ochenta, cabello castaño y ojos a juego. Maldita su sonrisa de gato travieso. Malditas sus bromas y su actitud desvergonzada. Maldito su olor que me envuelve y me hace querer enterrarme en su almohada. Maldita su mirada que me derrite. Maldito su cuerpo definido y lleno de tatuajes que me hace fantasear con que algún día estará encima de mí moviéndose y volviéndome loca.

Maldición Willburn © ✔️ (M #1)Where stories live. Discover now