Él creía que ella tenía intenciones indebidas, claro, cualquiera lo pensaría, pero la realidad era que los ojos de Sunhee revelaban un sentimiento que todavía no era capaz de captar, ni siquiera de imaginar. Por el momento iba a ser un secreto.


***


Aun con sus uniformes puestos, pero libres de sus mochilas, Lalisa y Jisoo se dedicaban a ver como trabajaban los vaqueros antes de almorzar. Algunos tenían brazos musculosos y piernas fuertes, lo que les arrancaba un suspiro a ambas. Tanto ganado y ellas aun vírgenes, era lo que lamentaban.

—Es el de allá, el que tiene el pañuelo en la cabeza. —dijo Lalisa, señalando a Taehyung mientras cargaba unas ataduras de heno.— ¿Verdad que es lindo?

—Ay Dios mío, esta que se parte él solito en ocho. —dijo Jisoo, estando totalmente de acuerdo.— ¿Y tiene novia?

—Pues creo que no... o no sé, no he hablado tanto con ellos y Jimin nunca menciona el tema. —se quejó, haciendo un puchero de solo pensar que alguien pudiera robarle la oportunidad, totalmente ignorante de que uno de sus hermanos ya le había ganado de antemano.— Ojala que no.

—Necesito un novio, en serio. —exclamó, con la frustración de su amiga contagiándosele.

—Yo también necesito un novio... no es justo que no pueda tener.

—Aun eres muy pequeña. —le retó Jungkook, llegando por detrás con el ceño fruncido, lo que sobresaltó a las menores.— ¿Y qué hacen viendo a los trabajadores? Ya te hemos dicho que no debes hacer eso. —posó de brazos cruzados, viéndose más intimidante.

—No estamos haciendo eso. —mintió.

—No seas gruñón, nosotras podemos ver. —dijo Jisoo.

—No, y andando, el almuerzo ya está listo. —dijo el azabache, y señaló la entrada trasera de la cocina.

Lalisa se cruzó de brazos, molesta con la actitud de padre de Jungkook con ella. Tomó a Jisoo del brazo y la llevó con ella, decidida a ignorar a su hermano por el resto del día. Las únicas personas que podían decirle que hacer eran sus padres y aun así ella era libre de babear por quien se le cantara.

Mientras tanto, Daehyun miraba a su pequeña entrar a la casa junto a su amiga y luego Jungkook yendo a terminar su trabajo, desde la ventana de su oficina. Aunque no era eso lo que le interesaba y la razón de por qué estaba ahí. Regresó su vista a Taehyung, prestándole atención al detalle de su camisa sudada, pegada a su piel y su largo cabello rubio escapando bajo el pañuelo en su cabeza.

La puerta se abrió, y no necesitó voltear para saber que se trataba de Jisung. Se acercó al escritorio, tomando rápidamente las fotos que acababa de dejar allí, analizando cada una.

—Su nombre es Kim Haneul. Es una gitana que alquila un puesto pequeño en el pueblo. Tiene un hijo llamado Kim Namjoon, que es el chico de la otra foto. Es de sangre, Taehyung y Jimin son hijos adoptivos y no hay más familia. —explicó Jisung, las únicas dos fotos en las manos de Daehyun.

—¿Nadie más?

—Nadie más. Viven en la comunidad gitana, en el bosque y ya está. No tienen antecedentes, ni amigos tan cercanos, ni otros miembros en la familia, son solo ellos.

—Es interesante que sean adoptados... tendría mucho sentido.

Jisung se mantuvo imperturbable a su lado, sabiendo de qué hablaba, sin querer involucrarse de más nuevamente, aunque si seguían, así las cosas, sabia de ante mano que iba a tener que hacerlo si o sí.

Siempre había manejado los trabajos sucios de Daehyun, que a pesar de no ser tantos, si le habían costado cuestionar su moral y límites personales, muchas veces teniendo que tomar decisiones que no eran a escondidas. Eso lo iba a perseguir para siempre, pero se lo iba a llevar a la tumba. Nadie debía saberlo, en especial Daehyun.

Paraisos Prohibidos | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora