Porque cuando caminas con seguridad, sin miedo y sin dudas, todo lo que sigue en cada pisada es bueno.

—Gracias, amigo, creo que necesitaba escuchar algo así —me sonríe, y desvía la atención hacia su celular. Responde a un mensaje sonriendo, y luego vuelve a mí.

Al ver mi rostro interrogante suspira, y me río.

—No vas a dejarme tranquilo hasta que te diga con quién hablo, ¿verdad? —asiento—. Hablo con Nathalie.

—¿No has perdido contacto con ella?

—No, y de hecho estuvimos saliendo bastante.

—¿Ah, sí?

—No, no me mires de esa manera, porque nada de lo que estás pensando pasa. Nathalie es genial, Hunter. Me entiende como nadie, incluso hasta me sigue en las locuras. Obviamente no se merece a un idiota como yo, ella es increíble y no quiero arruinarla. Por eso prefiero verla como una buena amiga. En verdad, siento que se convertirá en mi mejor amiga.

—Es la primera vez que te escucho hablar así de alguien.

—¿Y qué hay de Marie?

—No me has hablado así de ella, solo estabas molesto por no poder tenerla. Creo que era más un capricho que algo más —ladea con la cabeza—. ¿Y qué tal todo con ella?

—Nada. Siento que la superé, en serio. Me parece que mis salidas con Nathalie han ayudado.

—¿Y eso no te hace ruido?

Suspira.

—No, lo único que me hace ruido es que ahora empieces a molestarme con ella —me río—. Es mi amiga, y ya. No hay nada más.

—Si tú lo dices.

—Vas a seguir con el tema —no lo pregunta, lo confirma, y a sus palabras le sonrío—. ¡Oh, por favor!

Largo una fuerte carcajada, pero él no se ríe. A diferencia de ello, coge nuevamente su celular y responde entusiasmado a un mensaje.

Cuando levanta la cabeza, y nota que lo estoy observando, me eleva el dedo del medio para luego dirigirse a su habitación.

Que diga lo que diga, pero me gusta verlo así de entusiasmado. Lo veo bien, y no hay nada mejor que ver a tu mejor amigo de tal manera.

El celular que mi madre me prestó temporalmente, vibra con la llegada de un mensaje. Se trata de Chloe, quien hace tres días está con malestares.

«Hoy tampoco fui a trabajar, lo intenté, pero me mandaron a casa en cuanto me vieron».

No le respondo al mensaje, directamente la llamo.

—Hola —me atiende con pocos ánimos.

—Que mal te escuchas...

—Es solo un malestar estomacal, ya va a pasar.

—Hace tres días que me vienes diciendo lo mismo.

—Estaré bien.

—Pasaré a verte, ahora, y no es pregunta.

—Oh, no, no quiero que me veas así, estoy hecha un asco.

—¿Y crees que eso me importa en absoluto? Ya salgo para allá.

No espero por su respuesta, porque bien sé que me va a decir que me quede en casa y no me tome la molestia de ir hasta su casa. Ninguna molestia, quiero ir, debo ir.

Paul me hace el favor de llevarme hasta su casa, ya que no cuento con la licencia para conducir, y tampoco estoy apresurado para tenerla. Subirme al auto en donde yo maneje, es un trabajo que aún no he procesado.

El padre me recibe, como siempre, de manera amable. Solo que esta vez, por supuesto, se encuentra preocupado y espera a que su hija me escuche a mí para hacerse ver por un médico.

Le pido a Paul que me espere mientras intento convencer a Chloe, y apaga el motor del auto.

Subo hasta su habitación, y la encuentro en la cama, con el malestar plantado en su rostro. Suspiro y me acerco a ella, medio me sonríe y suspira también.

—No era necesario que vinieras.

—Es verdad, era más que necesario que viniera, ¿has comido algo?

—Todo lo que como termina en el retrete.

—Tenemos que ver a un médico.

—No, no es para tanto.

—Que eso lo diga un profesional entonces. Por favor, Chloe, vayamos al médico. Solo así estaré tranquilo, y no solo yo, tu padre también.

A duras penas me hace caso y se levanta de la cama. Antes de partir hacia el hospital decide tomarse una ducha tibia.

Le digo a su padre que lo llamaré ante cualquier cosa, y salimos. Paul se dirige al hospital, mientras Chloe se queja por los movimientos del auto, dice que le marean y quiere vomitar.

Cada tanto Paul detiene su trayecto para que lo haga, pero no lo hace. Y por suerte llegamos bastante rápido a nuestro destino.

Nos dirigimos a la guardia, y esperamos por nuestro turno. La espera se hace un tanto larga, así que Chloe apoya su cabeza en mi hombro y la rodeo con mis brazos. Creo que hasta se duerme por unos minutos.

Hasta que el doctor sale, y entramos a su consultorio. Espero a un lado mientras la examina y le hace preguntas respecto a su malestar.

—¿Tu período está bien?

—¿Qué? —Chloe me mira, y yo miro al doctor. Ambos sorprendidos.

—Pregunto si has tenido el período este mes. Puede que tu malestar se deba a un posible embarazo.

Chloe se ríe de mala manera, pero ni el doctor ni yo nos reímos.

—Eso es una locura.

—Podemos hacerte un análisis de sangre, solo para salir de las dudas.

—No tengo dudas, no estoy embarazada. Mi período está bien.

—De acuerdo, pero si tienes dudas, puedes hacerte un test. Porque nada me indica otra cosa, y mi única respuesta es esa.

—Es solo un malestar estomacal, algo que me cayó mal. No hay embarazo, se lo aseguro.

Y dicho esto, se despide amablemente y sale. El doctor me mira, y ambos pensamos lo mismo, en la gran posibilidad de un embarazo. Él lo piensa porque no notó nada raro en su malestar, y yo lo pienso por lo que pasó en uno de nuestros encuentros.

—Hablaré con ella al respecto, gracias.

Asiente y tras un apretón de manos salgo. Chloe me está esperando con los brazos cruzados, no parece molesta por el análisis del doctor, sino más bien preocupada.

Salimos del hospital en silencio y nos dirigimos hacia el estacionamiento, hacia donde está Paul.

—¿Has pensado en esa posibilidad? —rompo el silencio y niega con la cabeza—. Sabes que tuvimos un accidente.

—Lo sé. Pero tranquilo, mi período no llega hasta dentro de una semana.

—Me gustaría que te hicieras un test, solo por si acaso.

Llegamos hasta donde está Paul, y antes de subir, me acaricia la mejilla.

—¿Te dejará más tranquilo que me lo haga? —asiento—. Está bien, mañana compraré uno. Ahora no, por favor.

—No pido que sea ya, Chloe. Solo quiero salir de las dudas.

Suspira y asiente. Me abraza y le devuelvo el abrazo. Me susurra que todo estará bien, que no es un posible embarazo.

Pero mientras ella me dice esto, yo pienso en lo feliz que sería si el resultado diera positivo.

A través de ti (En físico y en Ebook)Where stories live. Discover now