Capítulo dos (editado)

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Chloe

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Chloe

Me despierto junto con el sonido ensordecedor del despertador. Y a ese tan terrible sonido, se le suma el calor del ambiente. En las noticias habían anunciado esta ola de calor, será mucho más insoportable que lo normal.

Como todas las mañanas, antes de partir hacia la biblioteca, que es mi lugar de trabajo, me ducho. Por supuesto que mi cuerpo lo agradece al sentir la frescura sobre él. Mientras me ducho, canto, bailo y hago mi propio show. Como todos lo hacemos, supongo.

El sonido de la cortadora de césped llega a mi habitación, suspiro pesadamente al saber de quién se trata. Mi padre jamás cortará el césped al atardecer, cuando el calor ya no se sienta tanto, jamás me hará caso con eso.

Termino de vestirme y me dirijo hacia la cocina en busca de agua fría con hielo. Cuando salgo al terrible calor de Texas, lo único que deseo, es volver al agua fría de la ducha y no salir de allí en todo el día. Aunque bueno, eso no ayudaría al mundo.

Cuando mi padre me ve parada a poca distancia de donde se encuentra, suspira y detiene su trabajo. Sabe perfectamente que no me gusta que no me haga caso en cosas como estas, donde su salud está de por medio, y con este calor cogerá un dolor de cabeza.

—No me regañes —dice antes de que le diga algo, seca el sudor en su frente y se acerca a mí. Le entrego el agua, y la bebe como si acabase de llegar de un desierto—. Gracias, hija.

Le sonrío y observo el patio trasero de la casa. Está hermoso y muy bien cuidado en cada rincón en donde se vea.

Desde que mi madre falleció, mi padre fue el encargado de mantener el cuidado que ella hacía. Mi madre amaba las plantas, la naturaleza, y era feliz cuidando de ello.

Mi única familia es mi padre. Desde que mamá falleció nos volvimos mucho más unidos que antes. Él es todo lo que tengo, solo somos nosotros, y nuestro cariño es irrompible.

—Quiero que entres a casa, papá. Hace demasiado calor para que estés afuera, al menos espera a que llegue el atardecer.

Mi padre suspira y asiente, sabe que no me iré al trabajo hasta que él esté dentro de la casa. Así que, guarda la máquina de cortar césped, y entramos, luego enciendo el aire acondicionado para calmar el calor del ambiente.

—¿Qué quieres cenar? Puedo comprar algo luego del trabajo —pregunto.

—Nada de eso, esta noche cocino yo.

—¿En serio?

—¿Acaso no confías en mí? Yo no tendría que confiar en ti.

—Hey —se ríe—. Yo me sé defender con los postres, no me molestes.

Mi madre inculcó la repostería en mi vida. Me reveló hasta sus secretos más guardados, los cuales intento aplicar de la misma manera que lo hacía ella. Papá dice que soy tan buena como lo era ella, no sé si eso sea cierto o no, pero amo la repostería. Se me da mejor que el resto del mundo gastronómico.

A través de ti (En físico y en Ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora