Me sonríe.

—Estoy muy contenta de que hayas vuelto a los estudios.

Salgo de la universidad sonriendo, mientras que a mi alrededor todos llevan cara de sufrimiento. Bueno, supongo que en unas semanas estaré igual que ellos.

Pero en estos momentos estoy muy contento de volver al camino de mi sueño. No doy más de felicidad, creo que estoy a punto de estallar.

Quiero hasta cantar una canción que describa mi estado de ánimo, y que los alumnos a mi alrededor se sumen al musical, al buen estilo de Glee.

Sí, Hunter, eso no va a pasar. Mejor vete a casa, tienes mucho que contarle a los tuyos.



Por la tarde, me encuentro en el departamento con Paul. Le hago compañía mientras termina un trabajo para una materia, y creo que yo estoy más metido en el tema que él.

—¡Suficiente por hoy! —arroja el libro a la mesa—. Tengo tiempo para terminarlo, pero te juro que mis ojos no dan más.

Me río.

—Está bien, te mereces un descanso.

Se estira en su lugar, y creo que nunca vi tanta relajación en alguien. Coge todo el material de la mesa y lo coloca en un rincón de la misma.

—¿Quieres beber algo? —me pregunta.

—Ya sabes lo que quiero.

Alza ambas cejas y pone cara de pervertido, para luego acariciarme la mano.

—Paul, ¿qué demonios?

Se ríe y se pone de pie. Se dirige a la cocina para luego volver con su café y mi jugo de naranja. Y, por supuesto, las infaltables galletas de avena.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Lo que sea.

Asiento y me espera mientras saboreo una galleta.

—Últimamente he pensado mucho en Chloe.

—¿Cuándo no lo has hecho?

—Pero pienso en ella como mi todo.

—Repito, ¿cuándo no lo has hecho?

Ruedo los ojos.

—De acuerdo, ya entendí tu punto —se ríe—. Pero a lo que voy, ¿crees que es muy apresurado si siento las imperiosas ganas de vivir con ella?

Veo la sorpresa plasmada en el rostro de Paul.

—Vaya..., eso no lo esperaba. Al menos no ahora.

—¿Eso está mal?

Se detiene en sus pensamientos, en lo próximo a decir.

—Es evidente que la amas, y demasiado. Como nunca has amado antes, ¿me equivoco?

—Para nada.

—Bien, y la ves como tu todo, sientes que lo es, es la chica ideal —asiento—. No creo que sea apresurado que quieras vivir con ella cuando la ves de tal manera. Además, cuando el deseo viene desde el corazón, nada es apresurado.

Las palabras de Paul quedan resonando en mi interior, haciendo un eco agradable.

A decir verdad, desde un principio, no siento que algo haya sido apresurado. Porque como bien dice Paul, todo salió desde mi corazón, y todo lo que viene de ese lugar, es sincero.

No me arrepiento de ninguna decisión en lo que respecta a Chloe, de ninguna. Y sé que va a seguir pasando, sé que no me voy a arrepentir de ningún paso a seguir junto a ella.

A través de ti (En físico y en Ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora