—Vete, Ángel. —La ocultista lo obliga a entrar en el auto y arranca. Sintiendo su corazón romperse al escuchar los sollozos del ángel.

Crowley no pudo más, callo sobre sus rodillas y quito sus lentes, dejandolos caer a la tierra.

—Crowley... Diría que me sorprende verte aquí, pero estaría mintiendo.

—¿Desde cuando te gusta decir la verdad, Belzebu? — Murmura en un jadeo, mantiene la mirada gacha, sin ser capaz de levantarse e imponerse. Escucha un impacto detrás de él, así como algunos aleteos.

—No te veía desde la caída, Crowley. — El mencionado Masculla una maldición. — Tocabas el arpa mejor que nadie, Dios siempre te mantuvo entre sus favoritos. ¿Me equivoco? Rompiste su corazón al caerte...

—Eso fue mucho tiempo atrás, Gabriel... Arruinaras mi reputación si alguien se entera que tocaba el arpa.. —Intenta bromear.

—¿Que pasa? —Pregunta el ángel. —¿Triste por que se quemo tu casita de campo? — Belzebu ríe ante ese comentario.

—Dinos dónde está Aziraphale y te dejaremos ir, Crowley. — El demonio baja la mirada aún más.

—No lo se... —Contiene un doloroso sollozo. — ¡Estaba en la casa, malditos imbéciles! —Gabriel y Belzebu se dieron una mirada para después encarar a Crowley.

—¿Significa que está hecho? —Pregunta Belzebu. Gabriel se encoge de hombros.

—Tengo que revisar en la oficina. Seguramente Miguel ya lo tiene en custodia. —El ángel extiende sus alas y solo se marcha. Belzebu, el señor de las moscas se acerca a Crowley, ahachandose a su altura.

—Agradece que no eres el objetivo... Si fuera así, desmembraria tu cuerpo aquí mismo... —Crowley queda en silencio, pero Belzebu no puede prevenir lo que viene. Solo siente como el cuerpo de Crowley lo empuja hacia el el piso, quedando el pelirrojo sobre el. Siente el dolor cada vez que Crowley estampa su puño contra la mejilla del señor de las moscas.

—¡Maldito! ¡Maldito! —Exclama cada vez que hay un nuevo golpe. Crowley, ya con los nudillos cubiertos de una especie de sangre negra, lleva sus manos a la cabeza del demonio y gira de esta con tanta violencia que escucha un crujir del cuello, no le importa sigue girando, escuchando los gritos del demonio bajo suyo, hasta que la piel del cuello comienza a separarse.

Cuando hubo terminado, arrojó la cabeza al fuego.

—Suerte con el papeleo. Imbecil. —Le escupe al cuerpo y solo camina.

Camina hacia la casa , escuchando el crujir de la madera en el fuego y como el calor poco a poco se vuelve más ardiente contra su piel.

*

A

nathema sólo había atinado a conducir. El corazón le palpitaba desbocado, retumbando en su pecho, casi saliendo de improvisto.

No sabia que hacer, ni siquiera sabia si habría un lugar seguro al que llevar al ángel, además, ¿Como es que Crowley los encontraría? Debía de hacer algo...

—¿Esta todo en orden? ¿Que hay del bebé? —Pregunto la ocultista, Aziraphale, el cual temblaba  sollozaba lo más quedito que podía.

—Estamos bien... —Contiene un gemido de dolor. Le precupaba su hijo, le precupaba que algo no estuviera bien... ¿Que pasaba si lo perdía?

—Debemos llevarte a un lugar seguro. ¿No tienen otra casa o...?

—No, esa casa era todo lo que teníamos. Ahí estaba todo, todo. —Solloza.

—Mi novio y yo, vivimos en Tadfield. —Dice al salir a la carretera— Quizá sea una buena idea si se quedan ahí, al menos hasta que nazca el bebé...

—¿Tadfield? — Baja la mirada y acaricia su vientre. — No podemos irnos... No sin Crowley.

—Aziraphale. No me importa nada más que tu seguridad y la del bebé.

—¡Deja de mentir! ¡Yo no te importo! ¡Solo te importa mi hijo! —Grita colérico. Ambos quedan en silencio.

—Es cierto. —Murmura la joven. — Y es por eso que te llevare a Tadfield, te guste o no.


A unexpected miracle. //Innefable Husbands//Mpreg//Место, где живут истории. Откройте их для себя