A pesar de que en cierta parte se sentía halagado por las palabras de la beta, había otra parte que no lo hizo sentir cómodo. No le gustaba lo que implicaba ser un arma. Namjoon no era la pistola de nadie, menos cuando lo que él buscaba era la paz entre las razas. Quizá por aquella misma razón no se sintió con ganas de viajar.

—Pensé que era más útil aquí en Seúl—respondió él con la misma voz suave y conciliadora, yendo a sentarse en el puesto vacío que había dejado cuando caminó hasta la ventana.

Otro de los betas sentado en la gran mesa redonda se inclinó hacia él.

—Eres el mejor orador que tenemos, Nam—urgió, poniendo una mano en su brazo—. Te lo pedimos por la Causa.

Todos los que estaban presentes le observaron con los ojos llenos de esperanza. Namjoon reprimió un suspiro y asintió (¿tenía otra alternativa?), recibiendo golpecitos en la espalda y las sonrisitas de todos.

La mayoría de ellos confiaban en él en muchas cosas, pero verdaderamente no quería dejar a Hoseok abandonado en Seúl mientras él tenía que viajar por los diferentes pueblos de Corea, predicando la palabra de la liberación. Sabía que era importante, realmente lo sabía, pero al echarle un vistazo a la vulnerabilidad del omega, su lobo comenzó a ponerse ansioso otra vez.

Afortunadamente para Namjoon, la reunión terminó solo un poco después.

No obstante, antes de que fuera a ponerse de pie para colocarse a un lado de Hoseok, este último ya se había puesto de pie para correr detrás de quien parecía ser su objeto de adoración durante el último tiempo.

—¡Taehyung! —oyó gritar al omega.

Hoseok tenía una fascinación extraña por aquel beta alto y de cabello castaño. Había que reconocerlo, Taehyung era un beta bastante encantador con una sonrisa cuadrada que encadilaba a cualquiera, pero con una mirada triste que probablemente despertaba todos los instintos de protección del omega.

Namjoon lo respetaba bastante, sobre todo después de aquel suceso...

El interpelado se giró hacia el sonido de su nombre con una ligera mueca de desagrado curvando sus labios. El alfa de Namjoon se puso a la defensiva enseguida y fue él quien conscientemente tuvo que apaciguarlo. Sabía en su interior que no podía culpar a los betas que miraban así a Hoseok. La manada Jung, la más conservadora y cruel de Seúl, se había ganado su título a pulso. Las grandes masacres que estaban ocurriendo en el último tiempo, eran mayoritariamente culpa de aquella manada y por ello, no podía culpar al beta de sonrisa cuadrada por desconfiar de Hoseok.

—Jung—murmuró Taehyung, una nota de desagrado en la voz.

El omega hizo una ligera mueca ante la mención de su apellido, hasta Namjoon sabía que ese era un muy mal comienzo para una conversación.

—¿Cómo estás, Taehyung? —preguntó el omega, sin embargo, con una voz que se hizo cada vez más pequeña.

El lobo de Namjoon dio un gruñido en su interior, pero de todas formas no permitió que se acercara. No quería interferir en las relaciones de Hoseok. Era mucho más sabio dejar que pudiera acercarse a la gente, que los demás lograran confiar en él.

—Bien—respondió Taehyung, de manera seca y corta.

Hoseok juntó sus manos y comenzó a presionarlas tan fuertemente que sus nudillos se pusieron blancos.

—A-ahm... —intentó decir con un ligero tartamudeo—, me preguntaba si tal vez te gustaría que pudiéramos leer juntos—le dijo, envalentonándose y esbozando una bonita sonrisa—. He escuchado que vas muy bien con las clases de lectura.

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminWhere stories live. Discover now