Keals se queja cuando Omar la carga, él sonríe cuando ella se acurruca en su pecho como un gatito mimoso y le rodea el cuello con los brazos. Típico. Me dan comezón, y no precisamente por las evidentes muestras de cariño, es porque intentan disfrazarlas. Luego veo a Omar merodeándola como un animal cada vez que ella coquetea con un chico, y a Keals tomando chupitos de más cuando una chica se sienta con él. Y al final regresamos aquí, Omar encantado de cargar a Keals y ella acurrucándose en su pecho.

Deberían solo hablarlo, arreglar las cosas y follar.

—Kealsey, ¿dónde está Giselle? —pregunto.

—Shh, ¿no ves que está dormida? —Omar me mira con mala cara.

La bella durmiente parpadea y gira la cabeza hacia todas partes buscándola.

—No sé, estaba aquí. —Bosteza—. Tal vez se fue.

Me tenso.

—¿Se fue? ¿Cómo es posible? ¿Por qué dejaste que se fuera si es muy tarde y estos rumbos son peligrosos?

—Oye, no soy niñera, no me di cuenta —suelta, todavía adormilada y luchando con sus párpados que intentan cerrarse.

Dice otra cosa, pero no alcanzo a escucharla porque Omar se la lleva, desaparecen por el pasillo. Le doy un vistazo a Regina, está perdida en sueños, descarto la posibilidad de preguntarle dónde está Giselle.

—Venga, no te pongas de malas, suficiente tenemos con Omar y su genio de perros —dice Mateo. Camina hacia la cocina, detrás de él va Angel.

Cuando Omar regresa trae una sonrisa de oreja a oreja que desaparece por la mirada curiosa de los otros dos. Su postura vuelve y la indiferencia —que nadie se cree— invade su rostro.

Mateo sonríe bobaliconamente y Ángel intenta esconder la risa detrás de un vaso de agua. Aquí vamos.

—Lo que tú necesitas es sexo, tal vez así se te quite la frustración —dice Mateo, quien al parecer quiere que le arranquen la cabeza.

—Lo que yo necesito es que cierres la puta boca y no vuelvas a meternos en problemas.

—Ya, eso no lo discuto, quizá yo necesito controlar mi desesperada necesidad de decorar esta ciudad aburrida, pero tú necesitas sexo, una buena dosis de sexo duro y sudoroso.

Los músculos de la mandíbula de Omar se contraen.

—No estoy interesado.

—¿Qué? —Angel se da cuenta de que habló en voz alta, vuelve a meterse al caparazón cuando recibe una mirada furiosa de Omar.

—Sí, ¿qué? ¿De qué mierda estás hablando? ¿Cómo que no estás interesado si te la pasabas follando día y noche hace unos meses? Y antes de eso también. ¿Hace cuánto no sales con alguien? ¿Hace dos años? ¿Tres? Hasta Will que es un meticuloso y reservado de mierda trae chicas.

—Vaya, gracias por lo que me toca —digo

—Es la verdad, amigo, eres un cabrón que no ve más que los defectos de tus citas, es un mecanismo de defensa, ya lo sabemos, pero sigues siendo un cabrón. —Abro la boca para mandarlo al infierno, pero señala a Omar y vuelve a hablar—. Estás lleno de frustración sexual contenida, podrías encender las luces del bar, te puedes colocar ahí, te ponemos a Keals en frente y ¡pum¡ ¡Pirotecnia! ¡Luz gratis por dos años!

Angel no lo aguanta más, estalla en carcajadas, creo que hasta Omar se relaja un poco. No le gusta hablar del tema, pero últimamente lo veo más desesperado que antes, como un gato que salta y encrespa los pelos por cualquier cosa. Entonces se restriega en las piernas de Keals cuando esta le acaricia el lomo. Estoy seguro de que los dos me matarían si supieran lo que pienso.

Maldición Willburn © ✔️ (M #1)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin