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Crowley no apartaba la mirada de su ángel. No había necesitado insistir una segunda vez cuando Aziraphale por fin se sento en la mesa y comenzó a degustar los platillos, dejando de llorar mágicamente, solo sonreía como un niño pequeño, comiendo y gimoteando ante el delicioso sabor de las crepas.

El demonio sólo observaba, con una copa de vino del sesenta y seis en su mano, a la cual no había dado ni un solo sorbo.

—Ángel. —Aziraphale lo miró, aún con la cucharilla entre sus labios. — ¿Crees que podrías...? No lo se, explicarme lo de hace un momento. —Dejo la copa sobre la mesa. El ángel trago en seco, dejó la cuchara sobre su plato y limpio sus labios con una servilleta de tela. — Hablaste sobre un bebé... ¿Que querías decir?

—Eso... Solo un bebé. —Divago. Crowley emitio un suspiro lleno de frustración.

—No juegues ahora. Hablaste sobre un bebé y exugo saber a que te refieres específicamente. —Aziraphale bajo la mirada.

—Yo... Lo se hace casi un mes.— Comienza a relatar bajo la mirada del demonio. —No se como pasó, solo, hacía un tiempo que pensé que sería lindo si es que tu y yo fuésemos humanos, y quizá, pudiéramos tener una relación correcta y aceptada ante los ojos de Dios... —Crowley Gruño guturalmente.— Si pudiésemos ser una pareja real. Casarnos y tener hijos. — Rasco su mejilla claramente nervioso. — No podía dejar de pensar en eso y en lo afortunados que hubisemos sido en ese caso...

—Deja eso, solo ve al grano, Angel. — El de blancos cabellos asiente, escuchando un poco de irritación por parte del demonio. Crowley no quería ser duro con el, pero no le gustaba escuchar como su ángel de nuevo denigraba su relación, casi como si no quisiese que estuvieran juntos.

—Y... Semanas después lo sentí.— El demonio regresó en sí mismo al escuchar las palabras de Aziraphale.

—¿Lo sentiste? —El ángel afirmó con la cabeza mientras una suave sonrisa se formaba en sus labios. Cosa que habría fascinado al demonio de no estar más precupado por la estresante situación. —Quieres decir que... ¿Se mueve?

—¿Que? Claro que no, Crowley, ni siquiera sería posible, es solo un feto. —El pelirrojo sólo continuó con ese rostro lleno de dudas, pero prefirió callar. Aziraphale parecía tomarse muy enserio lo que decía, como si buscase la manera correcta en la que expresar lo que había sentido, y que incluso aún sentía en esos mismos momentos. —Quiero decir, que sentí que había vida en mi. Fue, extraño, pero pude asegurarlo apenas me desperté esa mañana. —Crowley vio como su lindo ángel narraba aquello con cierta añoranza y aquellos ojos azules iluminados por una chispa. No era algo nuevo verlo así, pero no podia dejar de pensar que en ese momento, todo era diferente.

—Entonces... Un bebé. — Soltó un suspiro y pasó su mano por su cabello, son importarle si arruinaba su peinado.

—Un bebé. —Afirmó el ángel.

—¿Tuyo y mío?

—El simple hecho de que preguntes eso me ofende. —El pelirrojo no le dio importancia. Bebio de un trago su copa de vino y acto seguido apareció al lado del ángel, dándole un cálido abrazo mientras le llenaba de besos la mejilla

No iba a mentir. Estaba aterrado, todo eso tenía que ser obra de Dios o del mismísimo diablo y sabía que era cuestión de tiempo para que todos lo supieran, no sabía si sería algo bueno o malo. ¡O quizá todo se trataba de algo imaginario! Aunque, si era honesto, había notado varios cambios en su ángel, lo cual le hacía difícil creer la última opción.

Fuese como fuese, algo ahí estaba sucediendo y por más que estuviese alegre, un sentimiento alojado en su pecho le evitaba disfrutar de la noticia por completo. Sabía que Dios podía llegar a ser un completo hijo de perra que sólo buscaba entretenimiento. Y el solo hecho de pensar que el y su amado Ángel serían la nueva fuente de diversión para el  "Todo poderoso" le revolvía las entrañas . Al final, el era un demonio y Aziraphale un ángel, una relación prohibida, impensable, pero que al final había surgido.

Enamorados y juntos.

Temia que todo fuera un plan para dar una razón al cielo y al infierno de cazarlos y separarlos. Incluso asesinarlos. ¿Tendrían a todos detrás suyo por haber cometido la mayor abominación en la historia de la creación?

Un solo pensamiento pasó por su cabeza.

Tenía que protegerlo a como diera lugar.

*

Una carta callo apenas Newton abrió la puerta principal del hogar que compartía con Anathema, sabía que era para ella debido al amarillento papel y la caligrafía algo anticuada en la que sólo se leía la dirección a la que debía ser enviada.

Cuando entregó el sobre a la joven bruja, esta acomodo sus lentes y procedió a leer. Por más que había deseado mantenerse alejada de su conexión como descendiente de Agnes, algo en su interior le rogó abrir la carta.

Newton miró a su novia la cual solto la carta de inmediato y corrio a la habitación. Cuando el entró, la vio empacar cosas en su maleta de viaje.

—¿Que estas haciendo?

—Tengo que buscar a los sujetos que estaban ahí cuando detuvimos el apocalipsis. —Respondió sin dejar de empacar. Newton se vio algo sorprendido.

—¿Pará qué?

—Pará qué nada malo les suceda. —La chica cerró su maleta y sin esperar ni un segundo salió de la casa sabiendo exactamente a dónde debia ir.

A unexpected miracle. //Innefable Husbands//Mpreg//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora