Parte 2

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(1) Tú nombre

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"No siento lo mismo hacia ti, pero podríamos comenzar a ser amigos" — soltó Makoto algo incómodo.

No podía sacar de mi mente el rostro del chico. Estaba apoyada en la mesa, mirando hacia la nada mientras recordaba las palabras de aquel día.

— ¿(1)-chan? ¿Estás despierta? — Era Sora quien me hablaba desde un lado. Levanté mi cabeza con pereza y la miré de la misma forma — ¿Vamos a comer? —habló señalando su reloj de pulsera, había llegado la hora del descanso y no lo noté.

Subimos hasta el tejado de la escuela, estaba desanimada y mis pies poco y nada se levantaban del suelo. Sora hablaba animadamente con otra amiga mientras andábamos y cuando comencé a subir las escaleras mi cuerpo decaído se fue hacia atrás, sabía que el golpe que me esperaba sería duro.

Cerré los ojos, esperando lo peor, pero justo en ese momento unas manos fuertes y grandes rodearon mi cintura por la espalda, juntándose en la parte delantera de mi suéter. Sentí su aroma inmediatamente y cuando estuve a salvo en sus brazos, levanté el rostro rápidamente.

Quedamos cerca el uno del otro. Podía sentir su respiración cerca de mí y sus mejillas se sonrojaron, acto seguido corrió la vista y me dejó en el suelo firme, cauteloso de que estuviese bien.

—Tachibana—san... —dije avergonzada y llevé mis manos hasta mis mejillas.

—¿Estás bien? —preguntó un poco nervioso.

— Sí... Estoy bien. Gracias. —aquella situación nos tenía incómodos a ambos.

—No te preocupes, ten cuidado cuando subas las escaleras —aconsejó llevándose sus dedos a la cabeza y jugando con su cabello.

— ¡Mako-chan! —se oyó de pronto un chico de cabello rubio, quien apareció de la nada por las escaleras — ¿Vamos a comer?

—¡Nagisa! —Makoto se sorprendió —¡No hables tan fuerte!

—Lo siento. — respondió el chico sin tomar mayor atención a los reproches del mayor. De pronto su mirada pasó hasta mí. Sus ojos eran de un rosado oscuro y llenos de alegría.

— ¡(1)—chan, date prisa! —gritaron mis amigas desde el tejado.

El chico rubio sonrió y me saludó.

— Me llamo Hazuki Nagisa. Gusto en conocerte (1)—chan. ¿Eres amiga de Mako-chan?

—Hola... —respondí avergonzada. Miré a Tachibana, tratando de buscar en sus ojos la respuesta para aquella pregunta, pero sólo encontré una mirada escurridiza —Sólo somos compañeros de clase. —respondí al fin. Y haciendo una reverencia subí hasta la azotea, dejando a los muchachos solos.

Tras mis pasos también subieron Makoto y Nagisa, se fueron a la parte opuesta de donde estaba con mi grupo de amigas pero aun así podía verlo. Estaba junto a Nanase y otro chico con gafas que no conocía, me sentí incómoda en aquel lugar y le dije a las chicas que esa tarde comería en otro sitio.

Llegué hasta una parte alejada del jardín, había muchos árboles y se agradecía la sombra que brindaban puesto que hacía mucho calor, me recosté en el pasto y observé las nubes moverse. Hasta que otra vez comencé a recordar lo de aquella tarde.

No siento lo mismo hacia ti, pero podríamos comenzar a ser amigos —soltó Makoto algo incómodo.

Agradezco tu intención pero no puedo ser tu amiga... —dije con dolor —Sólo seamos compañeros de clase. ¿Está bien?

¿Por qué? —preguntó Makoto confundido.

Porque no podría ser tu amiga siendo que aquí dentro hay otro sentimiento. No quiero engañarte. —traté de controlar algunas lágrimas que intentaban escapar.

Abrí mis ojos sintiendo el sol sobre ellos, me moví hacia otro lado pero me sorprendí al encontrar a Makoto sentado junto a mí, me levanté de un salto y grité su nombre. Él sólo sonrió.

— ¿Qu—Qué haces aquí? —hablé muy fuerte.

— ¡Lo siento! ¿Te sorprendí?

— ¡Claro! —después de un par de minutos tomé aire y volví a sentarme en el pasto, unos metros alejada de él.

— ¿Por qué estás aquí? —pregunté jugando con una ramilla caída del árbol.

— Noté que fue difícil para ti responder a la pregunta de Nagisa y cuando bajaste, te seguí.

— ¿Y qué hay con eso? —mis mejillas se calentaron un poco.

— Pensé en eso... sobre lo de ser "compañeros de clases" solamente...

— ¿Qué ocurre? —pregunté tras una pausa del chico.

— No importa si me engañas... pero quiero que seamos amigos. De verdad, seamos amigos.

Mis ojos se humedecieron un poco, traté de calmar los latidos de mi corazón pero estar cerca de él me ponía los pelos de punta. ¿Ser amigos? Pero yo jamás podría mirarlo con ojos de una amiga... Aunque aquello era mejor que ser nadie para él.

— Creo que está bien. —respondí tras analizar la situación. Yo había sido franca con él y no planeaba mentirle, si él aceptó aquello fue sabiendo todo lo que sentía por él —Intentemos ser amigos.

Makoto sonrió, se levantó y estiró su mano, para darme una ayuda al incorporarme.

— ¡Bien! Te llevaré a un lugar que sólo mis amigos conocen.

— ¿La piscina? —hablé un poco decepcionada.

— Sí. Aquí es donde practicamos junto a los chicos.

Pude ver como el agua se movía con el viento de verano, los árboles cercanos daban un poco de frescura y unas mariposas volaban por el lugar. De la nada volvió a aparecer aquel chico de pelo rubio, esta vez llevaba puesto un traje de natación, también llegó Nanase y el chico con gafas.

— ¡Ah, (1)—chan! —gritó Nagisa —¿Quieres unirte al club?

— ¿Eh? ¡No, no! Sólo estoy mirado.

— Ya veo. —luego su mirada pasó a Makoto — Mako—chan, ¿por qué no te has cambiado aún?

— ¡Ah, lo siento! Vuelvo enseguida. —me dirigió una mirada y sonrió —(1), espérame.

En cuanto Makoto fue a los vestidores apareció una chica pelirroja, ella me saludó y fue muy amable conmigo, también me preguntó si quería unirme al club de natación a lo cual me negué.

Observaba como los chicos practicaban en el agua, me sentía un poco incómoda viéndolos así... casi desnudos. Me cubrí el rostro, tratando de no mirar demasiado pero sus cuerpos bien trabajados me tentaban.

De pronto oí la voz de Makoto detrás de mí, sabía que si volteaba podría verlo igual que los otros chicos: con su traje de baño puesto.

Mi corazón se aceleró más de lo normal al estar junto a él y mis manos comenzaron a sudar. Temblaba sin control.

— (1)—kun —habló con su voz dulce.

Me giré, obligada por su voz llamándome, y cuando lo tuve frente a mis ojos... era como un ángel.

Su cuerpo era grande pero definido; sus brazos, su torso... sus pectorales tan firmes que sentí la necesidad de tocarlos. Me llevé las manos a la cara otra vez, cubriendo todo lo posible de mi rostro, sabía que estaba totalmente sonrojada y mis piernas no resistieron. Caí al suelo y cuando mis rodillas tocaron el frío cemento, mis ojos cedieron ante la oscuridad.

Classmate [Tachibana Makoto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora