Capítulo 14.1 - Otra perspectiva

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Kevin Knight escuchaba lejanos sonidos, gente quejándose, gritos, disparos al aire, retín de casquillos estrellándose en el piso. Su cabeza retumbaba, estaba desorientado, aturdido. Su cuerpo no respondía, estaba entumecido... Fue arrastrado hacía una pared por sus camaradas, intentó balbucear algo, su mirada se oscureció completamente, le retiraron los lentes de visión nocturna. Escuchó más gritos y ráfagas de metralla... Vio a su abuelo aproximándose a él, iluminándole con una linterna, estaba tomándole el pulso y se puso de pie junto a él al terminar. Estaba todo oscuro. A ratos veía luces apuntando en diversas direcciones, los disparos iluminaban por poco tiempo los oscuros pasillos de la invadida base, pero no veía a sus enemigos... Silencio total... Las paredes retumbaban, algo las golpeaba fuertemente. Escuchó algo azotándose en el piso, algo reventándose como una jugosa y espesa fruta. 

Como alguien despertando de improviso, Kevin estaba más repuesto, su cuerpo obedecía sus mandatos nuevamente. Le dolía su nuca, había sido golpeado por su propio casco, debido a su corto cuello. De haber recibido directa y correctamente el impacto, estaría inconsciente como sus camaradas que reposaban aún en el piso. Escuchó como movilizaban la cúpula metálica, arrastrándola con varios vehículos a máxima velocidad, colando parte de la luz que entraba por el galpón en la superficie de la base. Buscó con su vista a su abuelo, encontrándolo con rostro de espanto, divisando a una muchacha, quien tenía la cabeza del RBS en sus manos, desarmándola. 

Era la segunda vez que veía al RBS, con su musculatura sintética de marcado color azul cubierta por una gruesa fascia artificial, un polímero creado en laboratorio para cumplir la función de envolver los músculos del ciborg tal cual haría una dermis. La muchacha portaba la cabeza del RBS, compuesta de miles de pequeñas cámaras, capaces de observar todo su entorno, proporcionando una visión panorámica; fuera de frente, de costados, desde arriba o desde atrás. Eran las 6:01 de la madrugada.

- ¡Ella debe ser la invasora! - pensó Kevin, sacando una granada de mano de su chaleco, lanzándola a la muchacha mientras observaba a trasluz la neurona de Tofalos-Smith.

Miguel, en una reacción casi innata, salió corriendo de su escondite hacia el objeto recién lanzado, interceptándolo con su mano derecha, a mitad de la distancia de la que se encontraba Imh, quien abrió los ojos, extendiendo sus manos hacia Miguel, gritando su nombre.

- ¡Miguel! - gritó Imh, dejando caer la neurona al piso, intentando correr hacia el muchacho. 

Miguel apretó la granada con todas sus fuerzas, precipitándose al piso por un tropiezo que terminó con su carrera. Antes de hacer contacto con el suelo, en menos de un segundo, el artefacto detonó en la extremidad del muchacho, destruyéndola completamente. La explosión lanzó esquirlas en diferentes direcciones, hiriendo también a algunos de los soldados inconscientes, de forma leve. 

Waterstone reaccionó después de la explosión, dirigiendo su mirada en dirección a su nieto, quien se estaba incorporando del lugar en que reposaba. Imh corrió a ayudar a su amigo, cortando completamente los impulsos nerviosos asociados a la herida, desvaneciendo el dolor de la extremidad destrozada. En ese mismo momento, todos los soldados que luchaban por abrir la cúpula metálica llegaron al lugar de la batalla, desenfundando sus armas, apuntando a los jóvenes invasores, dispuestos a dispararles si las órdenes del comandante Waterstone eran esas.

- ¡No, no disparen, debo revisar a Miguel! - gritó Imh en inglés, sorprendiendo al traumatizado muchacho y a los soldados que les apuntaban con sus armas.

- ¿Sabes hablar inglés?, ¿desde cuándo? - preguntó Miguel, sin dolor alguno por la rápida reacción de Imh, sintiéndose engañado.

- ¿Te preocupas por eso momentos después de perder una mano y estar desangrándote? - preguntó Imh a Miguel, mientras agarraba la extremidad desgarrada, comprimiéndola.

La Última Morada - Zona ProhibidaWhere stories live. Discover now