Por los ventanales, alcancé a ver a cientos de personas que iban de un lado a otro en su día además de los grandes edificios y casas de techo redondo. En una de esas, el transporte entró en una elevación permitiéndome ver todo desde una pequeña altura, cosa que ya no me impresionaba.

-Hemos llegado -le murmuré a Goten quien ya se encontraba hablando con una muy hermosa chica.

Se disculpó diciéndole que pronto la llamaría, ella sonrió animándolo a que fuera rápido. Alcé la vista al cielo, para después bajar la enorme locomotora.

Sabía perfectamente el camino debido a que antes nos habíamos presentado a los exámenes que, gracias a Bulma, accedieron a aplicarnos. Era la mitad del año y, por supuesto, tendrían que validar nuestras clases de todos aquellos profesores particulares antes de admitirnos.

Escuché sonar una campana a lo lejos, pero no era una de esas en las que usaban en los templos. Esta mantenía un sonido muy diferente, un sonido que había escuchado en algún lado, pero le resté importancia.

Me detuve a unos cuantos pasos de aquellos arbustos protegidos con una reja a los extremos de aquella escuela, había una fuente en medio del jardín, a unos metros justo frente a la doble puerta principal. Sobre mí, se alzaba un letrero del mismo material que la reja con el nombre Estrella del Oeste que guiaba un camino de cemento perfectamente proporcionado hacia la entrada y que, además, parecía estar por debajo de aquella fuente.

-¡Vamos, Gia! -exclamó Goten pasando a mi lado, ya estando unos metros frente a mí, se giró -Ya pasa de la hora de entrada.

Moví mi cabeza y me apresuré a su lado. Él empujó la entrada y ambos avanzamos por el pasillo en donde, a los extremos, se ubicaban unos casilleros verdes.

-¡Nos vemos en el almuerzo! -destacó él, alzando uno de sus brazos.

-¿Me dejaras sola? -pregunté, con nerviosismo.

-La planta tres es para ultimo año, ¿recuerdas? -añadió con obviedad y una pequeña sonrisa en el rostro mientras avanzaba hacia las escaleras ubicadas al final de aquel pasillo, las cuales se encontraban justo antes de cortar en una puerta doble, en la cual, no sabía que se escondía.

Corrí junto a él subiendo dichas escaleras.

-También estaba ahí cuando nos dieron las indicaciones -dije, fingiendo irritación.

-Sólo intentaba hacerte recordar- aclaró, con diversión en su voz -. Hasta ahora -mi hermanito se desvió hacia otro pasillo en donde se veían distintas puertas.

Seguí mi camino por esas escaleras hacia la tercera planta, recorrí un pasillo buscando el aula que me habían asignado.

-Clase 3-G, clase 3-G -murmuré buscando algo que me enviara directo a esa aula.

Giré en un pasillo, aparentemente un poco distraída, choqué con una montaña de carpetas. No se cayó ni una, logré detenerlas en el aire a excepción de la persona que las llevaba.

-¡Lo siento mucho! -exclamé haciendo a un lado aquellos documentos sosteniéndolos con mis brazos.

El chico rubio sentado en el suelo me miraba con sus ojos azules aparentemente sorprendido.

-¿C-cómo haz hecho eso? -cuestionó con ambas manos pegadas al piso.

-Tengo buenos reflejos -contesté al instante, ruborizándome.

El muchacho sacudió la cabeza, para después levantarse.

-Lamento haberte golpeado, en realidad, no vi que alguien iba -dijo totalmente apenado -. Mi nombre es Hikaru, nunca te había visto por aquí -quitó las carpetas de mis manos.

La hija de Goku| Son Gia. Segunda temporadaWhere stories live. Discover now