-¿Cómo se llama el libro?- me preguntó acercándose hacía mí, y en un tono de interrogatorio, yo era buena mintiendo, nada ni nadie me lograba detener, suena exagerado, pero así era. 

-Orgullo y prejuicio- contesté levantando mis hombros, cómo una provocación, y en una forma de decir “no me vas a ganar”. 

Lo miré, él no se dio cuenta, ¿cómo podría haber alguien tan… así? sí tuviera un profesor así, iría todos los días a la escuela, y no faltaría a ninguna de sus clases. Pateo una hoja que se había caído de un árbol, sonó tan fuerte, que me limite a mirarlo, todo el mundo nos miraba, obviamente era bastantes metros más alto que yo, y pensarían que era un acosador o algo así. 

Cuándo llegamos a la librería, fui a la estantería de Clásicos, y él simplemente me siguió y me estaba mirando, de eso podía darme cuenta. 

-Deja de mirarme así, no podrás mirar a tus alumnas detenidamente cada detalle, sin que te denuncien- lo provoqué para empezar una discusión sarcástica, y para que supiera que me había dado cuenta de lo que hacía. 

Solamente sonrió, fingiendo que no sabía de lo que le estaba hablando.Sudaba, eso era una señal de que estaba nervioso, me acerqué a él para comprobar que estuviera bien; hice un mueca. 

-Mejor hablamos otro día, no quiero preocupar a tu papá, ni que tu hermana se quede sola-.Sí, debería haberle dicho que quería que se quede, que mi hermana no es un bebé y puede cuidarse sola, pero voy a hacer uso del dicho, “Sí amas déjalo ir, y si vuelve, es tuyo”, solamente que no lo amo, y nunca volverá. 

Apenas volví a mi casa mi hermana estaba casi encima de él, me paré al costado de la puerta y escuché su conversación. 

-Bianca… yo, creo que deberíamos ir a tomar un cafe-.Ella aceptó encantada, y mis celos aumentaron, mi hermana era la perfecta y yo era la cruel y dramática.Lo odiaba por hacerme sentir así. 

Cuándo se fueron, me vieron, él no sonrió, pero mi hermana gemela sí, mirándome de una manera que nunca había visto, de orgullo por sí misma, pero ella no era así, yo lo era. 

2 meses después, y fueron 2 personas inseparables, pero nada formal.Le confesó todo lo que yo sabía, era diferente a ella, descubría las cosas con mayor facilidad, y no confiaba tanto en las personas, sabría que algún día me defraudarían todas y cada una de las personas que fingieron estar apoyándome; le dijo de una forma sutil que iba a romper su corazón… que no podían estar juntos, no debían estarlo, ella tenía problemas que él no podía resolver.Descubrí que podía llegar a ser algo más cercana con él, que hay cosas que no podemos evitar, cómo el amor y la venganza, pero cuándo debo actuar lo hago perfectamente bien, sin fallar en ningún paso. 

                                        ***

Cuando terminó la clase, me acerqué hacía él, una persona no vuelve al lugar de su recuerdo a menos que algo se lo permite, y tengo un instinto de qué las casualidades con él no existen.No es que realmente lo odie, sólo busco algo que tengo pendiente para encontrar, y podría estar cerca.

-Ian- me acerqué hacía él, esbozando una sonrisa en mi rostro.

-¿Debo arriesgar un nombre? 2 veces no podría caer en la misma estrategia-.Todo el mundo nos confundía, hasta nuestros padres, cuándo teníamos alrededor de 9 o 10 años, solíamos cambiar de ropa, pero sólo era un juego, que ahora ya dejó de serlo, para todos.

Se sentó sobre su banco, y miró la hora en su caro reloj.

-Veo que no tienes mucho tiempo así que vayamos al grano-.Me miró directamente en los ojos, sentí despreció, pero también sentí lo que creía que no existía hace un tiempo, por algo los ojos son la ventana del alma.

-En realidad, puedo tener todo el tiempo del mundo-

-Estas equivocado sí piensas que soy la gemela de la que te enamoraste-

-Podemos pensar demasiadas cosas, que nos llegan a confundir, incluso equivocarnos, pero él corazón siempre tiene la razón, y el mío me dice que nunca tuve que irme, ninguna de las dos merecían eso, sólo tenía miedo-

Sabía que perdía mi tiempo con él, se fue, desapareció y nunca volví a entregar mi confianza así.En este momento podría estar con Luca, arreglando las cosas, pero mis emociones junto con mi pasado se interponían en el camino.

-Madison Pieterse, no sabes cómo te he extrañado, y podría darte diez mil excusas, pero eres diferente, y no creerías ninguna, debe ser por eso que sigo aquí parado y no salí corriendo-.Ya sabría que Bianca no se acercaría a él de la misma manera, su personalidad fingida, facilitaría las cosas de otra manera, es una de las razones por las cuáles la descartó, y la otra es la razón por la que se fue, quién querría las respuestas soy yo, cómo también soy la razón.

Pero, él era cómo 2 días diferentes, y uno ya estaba lloviendo, no me arriesgaría otra vez a perderlo todo, y cambiar mi vida, a menos qué me demuestre que es 2 días soleados.

-Sòlo es suerte, cualquiera sacaría las concluciones de quién es quién, y nos conoces, ese debe ser y es la única razón-

-Cómo dijiste, las conozco, a ti mejor que a cualquier otra persona-.Me pasó un pequeño cuaderno viejo, lleno de principio a fin, en la tapa estaban mis iniciales.

-Ya cambie, no soy la chica que conociste, ni nada de lo que diga en este cuaderno, y sí quieres conocerme, tendrás que responder mis preguntas primero-.Le devolví el cuaderno y me fui con mi orgullo, estuve a unos 5 centimetros en caerme a sus pies y creerle todo, aunque ya pasó, ahora estoy caminando hacía mi futuro arrastrando él pasado en mis talones.

Cuándo llegué a nuestro lugar de encuentro, ahí estaba Luca esperando a que le aclarará todas y cada una de sus dudas.Y debo decir, que para mí propia suerte, llegué temprano; apenas me vió se levantó y caminó hacía a mí.

-Madison, ¿qué nos pasó?- me dijo mientras miraba hacía el piso, y agarraba mi mano.

-Sea lo que sea que haya pasado, ya se terminó, no necesito pensar 2 veces lo que quiero, sé quién soy.-Nos abrazamos, y en el momento que abrí los ojos, podría jurar que ví a mi hermana, y de una manera muy dolorosa, logró confundirme, y volví a cerrar los ojos.No voy a perder, ya me dí cuenta que estoy muy lejos.. si no lo borré fue para no volver.

Bianca estaba sonriendo, hasta que se le acercó, podía ver casi en cámara lenta cómo su sonrisa se iba borrando de su rostro, siendo remplazada por una cara de disgusto, con dolor seguía caminando, lo que sí en ningún momento sacó su mirada de la mía, seguía mirandóme fijo, y yo odiaba la idea de no poder hacer nada en ese momento, y sabría que ella también me odiaría por eso.Poco a poco, se desvanecían todos los recurdos con sus pasos, y por una parte tenía curiosidad por saber que iba a pasar, desde ese momento había una trancisión entre las dos.

La recta finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora